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La Rociera se impone a La Barrera y ya está a un sólo triunfo del ascenso directo a Tercera

Queda el último pasito. Y para ello la Peña Deportiva Rociera cuenta con cuatro oportunidades: los cuatro partidos que restan para el final de la temporada en el Grupo II de la Primera Andaluza. Con sólo ganar uno de ellos ya tiene asegurada la primera plaza y, por tanto, el ascenso directo a Tercera División. Y a ello llegó tras imponerse este domingo por 2-1 en un duro partido a La Barrera.

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P.D. Rociera 2 -- 1 La Barrera C.F.

P.D. Rociera: Garrucho; Adrián Mario, Yoni, Guti, Barro, Lara, Fran Ruiz (Serna, m. 46), Marcos, Gordi (Villalón, m. 68), Muñoz (David Antón, m. 46) y Chiqui Carmona (Sol, m. 46).

La Barrera C.F.: Pablo; Ivani, Míguez, Ulises, Andrés (Quisco, m. 83), Julio (Pinti, m. 73), Pitu, Peña, Piru, Chapi (Juanan, m. 55) y Richo (Álvaro, m. 56).

Goles: 1-0, m. 6, Ivani, en propia meta; 1-1, m. 15, Piru, de penalti; 2-1, m. 51, Marcos, de penalti.

Árbitro: Rico Damota (Colegio Onubense). Expulsó con roja directa en el minuto 89 al nazareno Marcos y al visitante Pinti. Mostró además tarjeta amarilla a los locales Barro, Gordi, Chiqui Carmona y Sema, y a los visitantes Pablo, Míguez, Julio, Chapi y Álvaro.

Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 30 del Grupo II de la Primera Andaluza disputado este domingo, día 11 de mayo, en el Manuel Adame ante unos 500 espectadores.

Se trató de un triunfo que supo a ascenso. Así, al menos, lo celebraron los jugadores rocieros nada más concluir el partido y dirigirse hacia el córner en el que se concentran sus 'tifossi' para fundirse con ellos en un abrazo y para cantar entre todos "¡A Tercera, a Tercera!". Fue el momento de disfrutar ya de una victoria en un partido que acabó con excesiva tensión y que contó con una prolongación de casi diez minutos.

Porque si la victoria era vital, el camino hasta conseguirlo no fue fácil, ni mucho menos. Entre otras cosas porque La Rociera no fue el de otras veces y porque su rival se entregó hasta el último instante con tal de aguarle la fiesta a los locales. Una entrega que precisamente subió la tensión en unos minutos finales que parecieron interminables.

El encuentro se inició de forma frenética, ya que en el primer cuarto de hora, casi sin que diera tiempo siquiera a entrar de lleno en el partido, el marcador ya mostraba un empate a un gol, fruto en ambos casos de algunos fallos defensivos. Y, a partir de ahí, se entró en una dinámica de toma y daca en la que tal vez fueron los locales los que estuvieron más cerca de tomar ventaja en el marcador. Pero al final de los primeros 45 minutos se llegó con el mismo resultado.

Algo, sin embargo, no le debió gustar mucho al técnico local Emilio López, cuando desde el mismo vestuario ordenaba, de una tacada, tres cambios: algunos de ellos fruto del poco rendimiento de sus jugadores y otro para bajar una tensión que había comenzado a cargar de tarjetas amarillas a los rocieros.

Y el resultado fue tremendamente positivo, por cuanto los amarillos comenzaron a contraatacar con peligro, especialmente gracias a la rapidez y entrega del coreano Sol, que puso en jaque en más de una ocasión al conjunto de Mairena del Alcor. Y fruto de la decisión de este delantero vino el segundo gol, conseguido de penalti por Marco después de que el portero rival derribara de forma clara a Sol tras anticiparse en la disputa de un balón.

Del protagonismo de Sol al de Garrucho

Con el 2-1 ya en el marcador y con La Barrera, que no se jugaba nada, echando el resto para tratar de aguarle la fiesta a los rocieros, se entró en una dinámica en la que el protagonismo dejé de tenerlo Sol, tocado tras recibir varias duras entradas y seguramente agotado por el fuerte calor reinante, para pasar a Garrucho, el guardameta local que le tocó sustituir a Rivas, que cumplía con su partido de sanción por acumulación de tarjetas.

Y de verdad que resultó fundamental el portero rociero, especialmente con el paradón que realizó, cuando el partido ya se encontraba en sus instantes finales, al disparo raso de un delantero rival que se había quedado sólo ante él. Esta intervención es totalmente equiparable, en importancia, al gol del triunfo de su equipo, ya que con ella posibilitó que los nervios no tengan por qué aparecer en los cuatro partidos que quedan para la finalización del campeonato.

A partir de ahí, y hasta el pitido final, se entró en unos minutos de juego sucio, de tensión, de expulsiones y de unos dimes y diretes propios de un partido con mucho en juego, y en el que hasta el propio colegiado tuvo algo de culpa por prolongar, estimamos que en exceso, el tiempo del partido.

Tras este triunfo, a la Rociera ya sólo le queda una victoria para certificar de forma matemática el primer puesto y el ascenso directo a Tercera, y con un calendario por delante que, a priori, se muestra favorable, ya que salvo el que debe disputar en tierras cordobesas ante Atlético Espeleño -el único que le podría complicar la vida-, el resto serán ante rivales que se encuentran en la zona baja de la clasificación, pero, eso sí, equipos que se están jugando la salvación, lo que, sin duda, no los hará ni mucho menos fáciles.

FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
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