Ya había ganas de disfrutar de un Domingo de Ramos pleno. Y por fin pudo ser. Y con ello La Borriquita y El Cautivo pudieron realizar una estación de penitencia radiante y repleta de anécdotas y vivencias que la engrandecieron aún más. Y ese sol luminoso apretando desde arriba hizo que los nazarenos y nazarenas se echaran a la calle, completando una estampa de muchísimo colorido.
Dos Hermanas por fin vivió, después de dos años en los que la lluvia o impidió o estropeó el discurrir de las procesiones, un Domingo de Ramos glorioso y en el que el calor acompañó a las hermandades que realizaron su estación de penitencia. Pero bendita calor porque permitió que se completara una jornada de las que gustan.
La Semana Santa Nazarena se inició oficialmente en el instante en el que la Cruz de Guía de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en su Sagrada Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Estrella atravesó la puerta de la Parroquia de Santa María Magdalena. Eran las cinco menos cuarto de la tarde, y ya por entonces la Plaza de la Constitución se mostraba radiante y deseosa de ver el primer paso, el de La Borriquita en la calle.
Pero antes lo hicieron los niños y niñas, junto con jóvenes y mayores, que formaban parte de este primer cuerpo de nazarenos, muchos de ellos con sus palmas, simbolizando la entrada de Jesús en Jerusalén. Los Jardines y sus alrededores se mostraban alegres con gentes de aquí para allá, o bien parados en alguno de sus espacios para contemplar el paso de la cofradía; pero es que cuando el palio con la Virgen de la Estrella asomó por el dintel del Templo nazareno, la muchedumbre se había transformado ya en gentío.
La Hermandad de La Borriquita completó desde entonces un recorrido brillante, sin que se produjeran incidencias dignas de destacar, salvo los estragos que el calor causó en algunos nazarenos, especialmente en los más pequeños. Y de nuevo se vivieron dos momentos muy especiales, a los que la propia Hermandad les guarda mucho cariño, que son cuando sus pasos fueron presentados ante las sede de las Hermandades de la Oración en el Huerto y el Gran Poder.
Dentro de un recorrido muy similar a los de años anteriores, en esta ocasión se produjo una importante novedad, ya que esta cofradía varió en algo su recorrido de regreso con el fin de evitar los cruces que se vivían con la Hermandad del Cautivo en la zona de Los Cuatro Cantillos. Y todo, según se pudo ver y como también reconocieron ambas Hermandades, funcionó a la perfección.
Y en la entrada ya de la cofradía en su Casa Hermandad de la calle Melliza se volvió a vivir uno de esos momentos especiales con los que sueña una Hermandad de Penitencia: una calle repleta de gente que siguió con respeto la entrada de ambos pasos, que en el caso del Señor lo hizo sobre las diez y media de la noche y, en el de la Virgen, sobre las once y cuarto, cumpliendo los horarios, y poniendo el broche a una jornada autenticamente espléndida.
El pellizco del Cautivo en su barrio
La barriada del Rocío también vivió una de esas jornadas con las que sueñan todos sus vecinos, entre otros muchos que la abandonaron por el trabajo o por cuestiones familiares y que regresan cada Domingo de Ramos para, precisamente, vivir una tarde y noche como la que tuvo lugar ayer.
Y es que esa esencia de barrio se puede vivir en su plenitud cuando su Hermandad, la del Cautivo, sale a la calle, y más en un día de sol pleno y calor, que invita a grandes y pequeños a acompañar a su cofradía hasta el mismo centro de Dos Hermanas. Recorridos, en ambos casos, en los que las imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Esperanza siempre estuvieron arropadas por sus devotos.
Una de las simpáticas anécdotas de la jornada en torno a El Cautivo estuvo en el gesto que la Hermandad tuvo hacia los niños que resultaron ganadores del concurso de pintura que se convocó por la misma con motivo de la celebración de su 75 Aniversario fundacional, que celebra este año, y cuyos premios consistieron, para los cuatro ganadores -dos niños de Primaria y dos de Secundaria- en realizar una llamada de los pasos.
Pues bien, dentro de los simpáticos momentos que se vivieron, uno de ellos tuvo un sabor especial, ya que uno de los pequeños que debía llamar a los costaleros para la correspondiente 'levantá' era un nazarenito de La Borriquita, que con su túnica hubo de ser levantado, dada su todavía poca estatura, para realizar la llamada al paso del Cautivo en la calle Santa María Magdalena. Una estampa autenticamente conmovedora que provocó el aplauso de los allí presentes.
Tras completar la cofradía un recorrido en el que se fueron cumpliendo los horarios, el camino de regreso hasta su barriada fue algo apoteósico, ya que conforme se fue aproximando a ella su trayecto se fue llenando cada vez de más personas, que salieron a su encuentro para sentir la cercanía con ambas imágenes.
Fueron ya los momentos en los que el calor dejó paso a una noche tremendamente agradable, tal vez algo fresquita, y el que el pellizco en los estómagos se fue haciendo cada vez más intenso conforme se aproximaban hasta la Parroquia del Rocío. Y de nuevo allí se vivieron momentos emocionantes, bonitos y repletos de recuerdos; los que cada vecino de esta popular barriada siente cada vez que acude al encuentro con su Hermandad. El Cristo, que contó con el estupendo acompañamiento, por primera vez, de la Agrupación Musical de la Sentencia de Jerez, hizo su entrada sobre las doce y veinte de la madrugada, mientras que la Virgen lo hizo sobre la una y veinte. Una hora entre un paso y otro que a muchos se les hizo corta.
Dos Hermanas por fin vivió, después de dos años en los que la lluvia o impidió o estropeó el discurrir de las procesiones, un Domingo de Ramos glorioso y en el que el calor acompañó a las hermandades que realizaron su estación de penitencia. Pero bendita calor porque permitió que se completara una jornada de las que gustan.
La Semana Santa Nazarena se inició oficialmente en el instante en el que la Cruz de Guía de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en su Sagrada Entrada en Jerusalén y María Santísima de la Estrella atravesó la puerta de la Parroquia de Santa María Magdalena. Eran las cinco menos cuarto de la tarde, y ya por entonces la Plaza de la Constitución se mostraba radiante y deseosa de ver el primer paso, el de La Borriquita en la calle.
Pero antes lo hicieron los niños y niñas, junto con jóvenes y mayores, que formaban parte de este primer cuerpo de nazarenos, muchos de ellos con sus palmas, simbolizando la entrada de Jesús en Jerusalén. Los Jardines y sus alrededores se mostraban alegres con gentes de aquí para allá, o bien parados en alguno de sus espacios para contemplar el paso de la cofradía; pero es que cuando el palio con la Virgen de la Estrella asomó por el dintel del Templo nazareno, la muchedumbre se había transformado ya en gentío.
La Hermandad de La Borriquita completó desde entonces un recorrido brillante, sin que se produjeran incidencias dignas de destacar, salvo los estragos que el calor causó en algunos nazarenos, especialmente en los más pequeños. Y de nuevo se vivieron dos momentos muy especiales, a los que la propia Hermandad les guarda mucho cariño, que son cuando sus pasos fueron presentados ante las sede de las Hermandades de la Oración en el Huerto y el Gran Poder.
Dentro de un recorrido muy similar a los de años anteriores, en esta ocasión se produjo una importante novedad, ya que esta cofradía varió en algo su recorrido de regreso con el fin de evitar los cruces que se vivían con la Hermandad del Cautivo en la zona de Los Cuatro Cantillos. Y todo, según se pudo ver y como también reconocieron ambas Hermandades, funcionó a la perfección.
Y en la entrada ya de la cofradía en su Casa Hermandad de la calle Melliza se volvió a vivir uno de esos momentos especiales con los que sueña una Hermandad de Penitencia: una calle repleta de gente que siguió con respeto la entrada de ambos pasos, que en el caso del Señor lo hizo sobre las diez y media de la noche y, en el de la Virgen, sobre las once y cuarto, cumpliendo los horarios, y poniendo el broche a una jornada autenticamente espléndida.
El pellizco del Cautivo en su barrio
La barriada del Rocío también vivió una de esas jornadas con las que sueñan todos sus vecinos, entre otros muchos que la abandonaron por el trabajo o por cuestiones familiares y que regresan cada Domingo de Ramos para, precisamente, vivir una tarde y noche como la que tuvo lugar ayer.
Y es que esa esencia de barrio se puede vivir en su plenitud cuando su Hermandad, la del Cautivo, sale a la calle, y más en un día de sol pleno y calor, que invita a grandes y pequeños a acompañar a su cofradía hasta el mismo centro de Dos Hermanas. Recorridos, en ambos casos, en los que las imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Esperanza siempre estuvieron arropadas por sus devotos.
Una de las simpáticas anécdotas de la jornada en torno a El Cautivo estuvo en el gesto que la Hermandad tuvo hacia los niños que resultaron ganadores del concurso de pintura que se convocó por la misma con motivo de la celebración de su 75 Aniversario fundacional, que celebra este año, y cuyos premios consistieron, para los cuatro ganadores -dos niños de Primaria y dos de Secundaria- en realizar una llamada de los pasos.
Pues bien, dentro de los simpáticos momentos que se vivieron, uno de ellos tuvo un sabor especial, ya que uno de los pequeños que debía llamar a los costaleros para la correspondiente 'levantá' era un nazarenito de La Borriquita, que con su túnica hubo de ser levantado, dada su todavía poca estatura, para realizar la llamada al paso del Cautivo en la calle Santa María Magdalena. Una estampa autenticamente conmovedora que provocó el aplauso de los allí presentes.
Tras completar la cofradía un recorrido en el que se fueron cumpliendo los horarios, el camino de regreso hasta su barriada fue algo apoteósico, ya que conforme se fue aproximando a ella su trayecto se fue llenando cada vez de más personas, que salieron a su encuentro para sentir la cercanía con ambas imágenes.
Fueron ya los momentos en los que el calor dejó paso a una noche tremendamente agradable, tal vez algo fresquita, y el que el pellizco en los estómagos se fue haciendo cada vez más intenso conforme se aproximaban hasta la Parroquia del Rocío. Y de nuevo allí se vivieron momentos emocionantes, bonitos y repletos de recuerdos; los que cada vecino de esta popular barriada siente cada vez que acude al encuentro con su Hermandad. El Cristo, que contó con el estupendo acompañamiento, por primera vez, de la Agrupación Musical de la Sentencia de Jerez, hizo su entrada sobre las doce y veinte de la madrugada, mientras que la Virgen lo hizo sobre la una y veinte. Una hora entre un paso y otro que a muchos se les hizo corta.
FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
