El presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Dos Hermanas, Antonio Gavala y López de Soria, vive estos días la experiencia de encarar su primera Semana Santa con la responsabilidad de la organización de un evento que supone siempre una gran responsabilidad. Y dice que lo hace con entusiasmo, aunque consciente de las dificultades que ello conlleva.
A Antonio Gavala le gusta recordar que la primera vez que pisó Dos Hermanas fue un Domingo de Ramos del año 1967, cuando acudió desde la localidad donde vivía, Los Palacios, hasta nuestra ciudad en busca de quien poco después se convirtió en su novia, y años más tarde en su esposa. Como también le gusta echar un vistazo hacia atrás y traer a su memoria cómo era la Semana Santa de entonces y cómo es la actual, "algo que ha ido en evolución con el propio crecimiento de Dos Hermanas".
Pero en estos días previos planta los pies con firmeza en el suelo para palpar la realidad y la impronta de una celebración que espera que se desarrollo de forma correcta y que todas las Hermandades puedan realizar su estación de penitencia. Por una semana, tendrá que dejar de lado las cuestiones al frente del Consejo, especialmente aquellas que ya tiene en mente que quiere ir cambiando, aunque entiende que éstas, en cualquier caso, tendrá que ir haciéndolas "poco a poco".
- ¿Cómo está viviendo estos días previos el comienzo de su primera Semana Santa como presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías?
- Pues totalmente imbuido en la dinámica de las Hermandades, porque todos, por un lado, requieren la opinión del presidente y, por otra, que participe con ellos en los distintos actos que organizan. Y está claro que uno, por mucho que quiera, es imposible que pueda estar en todos lados, por lo cual pido disculpas. Por lo demás, me gustaría que todos viviéramos una buena Semana Santa y que todas las Hermandades puedan completar su estación de penitencia.
- Porque, claro, se trata de funciones muy distintas a las que cualquier miembro de una Hermandad se pueda encontrar en la organización de la misma, y más en el caso de usted que fue hermano mayor de Santa Ana.
- Es distinto, sin duda. Cuando se está al frente de la Hermandad, se preparan cultos o la salida, entre otros aspectos, pero el desarrollo normal está mucho más controlado. En este caso es que he llegado al Consejo además en muy mala fecha, porque tomé posesión e inmediatamente nos encontramos con la Cuaresma y todo lo que conlleva. Efectivamente, está siendo muy distinto y muy intenso.
- ¿Y le ha dado tiempo ya a asentarse al frente del Consejo?
- Por lo menos creo que he cogido experiencia. A ver si eso nos vale.
- Aunque ya no realiza estación de penitencia con Vera-Cruz, sí al menos en esta ocasión deberá estar pendiente de la Carrera Oficial y del transcurrir de las Hermandades.
- Está claro que, por lo menos, en el momento de recibir a las Hermandades tendré que estar en la puerta de Santa María Magdalena.
- ¿Cómo ha transcurrido la renovación de abonos para la Carrera Oficial?
- La verdad es que los abonos se han vendido bastante bien, pese a que se está resintiendo algo. Pero podemos estar satisfechos porque el abono se ha cubierto en buena parte. Y, aunque no hemos acometido algunos cambios, porque las prisas son malas consejeras, sí hemos estudiado ya la posibilidad de que en próximos años la Carrera Oficial sea como en otros sitios, en el sentido de que todas las Hermandades entren y salgan por un mismo lugar. Lo vamos a intentar, aunque seguramente habrá que vencer bastantes obstáculos.
- ¿Cómo ha visto la evolución de la Semana Santa de Dos Hermanas en todos estos años?
- Lo que puedo decir es que ha cambiado muchísimo. Cuando yo llegué a Dos Hermanas, el Cautivo y la Borriquita estaban dando sus primeros pasos. Al Cautivo lo conocí fuera de Santa María Magdalena, allí en la calle San José, donde se encontraba instalado sobre un soberao antiguo. Realmente, la Semana Santa de entonces a la de hoy no se parece en nada. Sólo en lo que era el exorno de los pasos, no tiene parangón. Por ejemplo, el otro día me acerqué a La Estrella, con motivo de la mudá, y recordaba con ellos que el paso tenía por entonces una especie de borriquete de madera con uno agujeros, que es donde ponían las velas, y unas flores al lado para tapar, cuando hoy se mira el paso y vemos que es una maravilla. Pero es que Dos Hermanas tampoco es la misma, ya que era mucho más pueblo.
- Aunque no es responsabilidad del Consejo, ¿cree que la nómina de Hermandades puede aumentar próximamente?
- Creo que sí. Y en el caso de las Tres Caídas, puede ser inminente, en uno o dos años, e incluso me han dado buenas perspectivas para El Prendimiento. Parece que las dos están a punto de ser consideradas hermandad.
- Y este aumento en la nómina de Hermandades, ¿es bueno para la Semana Santa de Dos Hermanas?
- Siempre es bueno. Como siempre es bueno, además, que todos se acostumbren a seguir los cánones oficiales. Hay algunas que se cansan de esperar a que sean consideradas Hermandad, y sacan las imágenes a la calle convirtiéndose prácticamente en procesiones civiles, como ocurre en algunas zonas de España. Pero esa no es la Semana Santa que llevamos en la sangre en Andalucía.
- A pesar de que lleva poco tiempo, ¿se puede ver ya su impronta y la del resto de las personas que integran el Consejo?
- De momento, intentamos cambiar algo. Yo creo que en algunas hermandades están viendo ese intento de cambio, e incluso yo me siento arropado y aplaudido por ellas. Pero, como todo en este mundo, los cambios, por muy bien que funcionara todo anteriormente, suponen una cierta revolución, y yo espero que salgan más cosas buenas que malas. Iremos tocando las cosas poco a poco y con tiento, porque se trata de cuestiones muy delicadas, para que podamos llegar a ver los frutos.
- ¿Le ha dado tiempo ya a pensar qué cosas le gustaría cambiar?
- Es algo que estamos viendo, aunque de momento es muy pronto. Entre otras cosas porque tomamos posesión a mitad de enero, de manera que la Junta anterior, aunque en funciones, tuvo que seguir desarrollando las tareas propias, hasta el punto de que nos encontramos ya el Concurso de Carteles montado y con el pregonero nombrado. Pero en aquello que nos ha dado ya tiempo a recapitular, sí estamos viendo la posibilidad, en relación, por ejemplo, con el Concurso del Cartel, de abrirlo a la pintura y al dibujo, porque existiendo, como así ocurre en Dos Hermanas, artistas que hacen las cosas bastante bien, pues creo que habría que incluirlos.
- Pero seguiría con la modalidad del Concurso, ¿no?
- Sí, seguiría igual, pero además, con vistas a la fotografía, queremos que el Jurado sea algo más técnico, de forma que pueda orientarnos, porque a lo mejor nos gusta una fotografía que, a la hora de ampliarla o de hacer un cartel, pues no tenga la calidad necesaria. Además, quería comentar que tras hacernos cargo de la presidencia, cuando comenzamos a trabajar en todo lo relacionado con el Boletín del Consejo, me encontré con la dificultad de que el responsable del mismo nos comunicó que también se marchaba, en parte porque estaba ya algo cansado y también porque quedó con el anterior presidente en retirarse cuando él lo hiciera. Entonces, ante esa dificultad, y en el tiempo en el que nos encontrábamos, pues el Boletín no ha podido salir a la calle, lo mismo que ha ocurrió también con el itinerario.
- ¿Cómo valora la labor realizada por el anterior Consejo?
- Creo que ha sido una labor positiva, porque, después de tantos años, hay que valorar la entrega al Consejo, ya que ésta sólo puede ser a base de restar horas a la familia, al propio descanso y al ocio. El anterior Consejo encauzó todo lo relacionado con la Carrera Oficial, que es de alabar, y tuvo la valentía de apoyar al anterior arzobispo en la creación del Centro de Orientación Familiar, en torno al cual se consiguió aunar a las Hermandades, algo que fue también un éxito.
- ¿Por qué dio el paso para ser presidente del Consejo?
- Sencillamente, por un sentido del servicio que lleva uno dentro desde hace años. Yo me encuentro ya jubilado, he sido docente, director de un centro educativo, hermano mayor de Santa Ana, y esa impronta es algo que nos empuja para servir a los demás y echar un capote, ya que nos encontramos más liberados que otras personas.
- Y, ¿supone una especie de culminación para usted dentro del mundo de las Hermandades?
- Está claro que con estos cuatro años por delante, y la edad que uno va calzando ya, pues será seguro algo definitivo.
A Antonio Gavala le gusta recordar que la primera vez que pisó Dos Hermanas fue un Domingo de Ramos del año 1967, cuando acudió desde la localidad donde vivía, Los Palacios, hasta nuestra ciudad en busca de quien poco después se convirtió en su novia, y años más tarde en su esposa. Como también le gusta echar un vistazo hacia atrás y traer a su memoria cómo era la Semana Santa de entonces y cómo es la actual, "algo que ha ido en evolución con el propio crecimiento de Dos Hermanas".
Pero en estos días previos planta los pies con firmeza en el suelo para palpar la realidad y la impronta de una celebración que espera que se desarrollo de forma correcta y que todas las Hermandades puedan realizar su estación de penitencia. Por una semana, tendrá que dejar de lado las cuestiones al frente del Consejo, especialmente aquellas que ya tiene en mente que quiere ir cambiando, aunque entiende que éstas, en cualquier caso, tendrá que ir haciéndolas "poco a poco".
- ¿Cómo está viviendo estos días previos el comienzo de su primera Semana Santa como presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías?
- Pues totalmente imbuido en la dinámica de las Hermandades, porque todos, por un lado, requieren la opinión del presidente y, por otra, que participe con ellos en los distintos actos que organizan. Y está claro que uno, por mucho que quiera, es imposible que pueda estar en todos lados, por lo cual pido disculpas. Por lo demás, me gustaría que todos viviéramos una buena Semana Santa y que todas las Hermandades puedan completar su estación de penitencia.
- Porque, claro, se trata de funciones muy distintas a las que cualquier miembro de una Hermandad se pueda encontrar en la organización de la misma, y más en el caso de usted que fue hermano mayor de Santa Ana.
- Es distinto, sin duda. Cuando se está al frente de la Hermandad, se preparan cultos o la salida, entre otros aspectos, pero el desarrollo normal está mucho más controlado. En este caso es que he llegado al Consejo además en muy mala fecha, porque tomé posesión e inmediatamente nos encontramos con la Cuaresma y todo lo que conlleva. Efectivamente, está siendo muy distinto y muy intenso.
- ¿Y le ha dado tiempo ya a asentarse al frente del Consejo?
- Por lo menos creo que he cogido experiencia. A ver si eso nos vale.
- Aunque ya no realiza estación de penitencia con Vera-Cruz, sí al menos en esta ocasión deberá estar pendiente de la Carrera Oficial y del transcurrir de las Hermandades.
- Está claro que, por lo menos, en el momento de recibir a las Hermandades tendré que estar en la puerta de Santa María Magdalena.
- ¿Cómo ha transcurrido la renovación de abonos para la Carrera Oficial?
- La verdad es que los abonos se han vendido bastante bien, pese a que se está resintiendo algo. Pero podemos estar satisfechos porque el abono se ha cubierto en buena parte. Y, aunque no hemos acometido algunos cambios, porque las prisas son malas consejeras, sí hemos estudiado ya la posibilidad de que en próximos años la Carrera Oficial sea como en otros sitios, en el sentido de que todas las Hermandades entren y salgan por un mismo lugar. Lo vamos a intentar, aunque seguramente habrá que vencer bastantes obstáculos.
- ¿Cómo ha visto la evolución de la Semana Santa de Dos Hermanas en todos estos años?
- Lo que puedo decir es que ha cambiado muchísimo. Cuando yo llegué a Dos Hermanas, el Cautivo y la Borriquita estaban dando sus primeros pasos. Al Cautivo lo conocí fuera de Santa María Magdalena, allí en la calle San José, donde se encontraba instalado sobre un soberao antiguo. Realmente, la Semana Santa de entonces a la de hoy no se parece en nada. Sólo en lo que era el exorno de los pasos, no tiene parangón. Por ejemplo, el otro día me acerqué a La Estrella, con motivo de la mudá, y recordaba con ellos que el paso tenía por entonces una especie de borriquete de madera con uno agujeros, que es donde ponían las velas, y unas flores al lado para tapar, cuando hoy se mira el paso y vemos que es una maravilla. Pero es que Dos Hermanas tampoco es la misma, ya que era mucho más pueblo.
- Aunque no es responsabilidad del Consejo, ¿cree que la nómina de Hermandades puede aumentar próximamente?
- Creo que sí. Y en el caso de las Tres Caídas, puede ser inminente, en uno o dos años, e incluso me han dado buenas perspectivas para El Prendimiento. Parece que las dos están a punto de ser consideradas hermandad.
- Y este aumento en la nómina de Hermandades, ¿es bueno para la Semana Santa de Dos Hermanas?
- Siempre es bueno. Como siempre es bueno, además, que todos se acostumbren a seguir los cánones oficiales. Hay algunas que se cansan de esperar a que sean consideradas Hermandad, y sacan las imágenes a la calle convirtiéndose prácticamente en procesiones civiles, como ocurre en algunas zonas de España. Pero esa no es la Semana Santa que llevamos en la sangre en Andalucía.
- A pesar de que lleva poco tiempo, ¿se puede ver ya su impronta y la del resto de las personas que integran el Consejo?
- De momento, intentamos cambiar algo. Yo creo que en algunas hermandades están viendo ese intento de cambio, e incluso yo me siento arropado y aplaudido por ellas. Pero, como todo en este mundo, los cambios, por muy bien que funcionara todo anteriormente, suponen una cierta revolución, y yo espero que salgan más cosas buenas que malas. Iremos tocando las cosas poco a poco y con tiento, porque se trata de cuestiones muy delicadas, para que podamos llegar a ver los frutos.
- ¿Le ha dado tiempo ya a pensar qué cosas le gustaría cambiar?
- Es algo que estamos viendo, aunque de momento es muy pronto. Entre otras cosas porque tomamos posesión a mitad de enero, de manera que la Junta anterior, aunque en funciones, tuvo que seguir desarrollando las tareas propias, hasta el punto de que nos encontramos ya el Concurso de Carteles montado y con el pregonero nombrado. Pero en aquello que nos ha dado ya tiempo a recapitular, sí estamos viendo la posibilidad, en relación, por ejemplo, con el Concurso del Cartel, de abrirlo a la pintura y al dibujo, porque existiendo, como así ocurre en Dos Hermanas, artistas que hacen las cosas bastante bien, pues creo que habría que incluirlos.
- Pero seguiría con la modalidad del Concurso, ¿no?
- Sí, seguiría igual, pero además, con vistas a la fotografía, queremos que el Jurado sea algo más técnico, de forma que pueda orientarnos, porque a lo mejor nos gusta una fotografía que, a la hora de ampliarla o de hacer un cartel, pues no tenga la calidad necesaria. Además, quería comentar que tras hacernos cargo de la presidencia, cuando comenzamos a trabajar en todo lo relacionado con el Boletín del Consejo, me encontré con la dificultad de que el responsable del mismo nos comunicó que también se marchaba, en parte porque estaba ya algo cansado y también porque quedó con el anterior presidente en retirarse cuando él lo hiciera. Entonces, ante esa dificultad, y en el tiempo en el que nos encontrábamos, pues el Boletín no ha podido salir a la calle, lo mismo que ha ocurrió también con el itinerario.
- ¿Cómo valora la labor realizada por el anterior Consejo?
- Creo que ha sido una labor positiva, porque, después de tantos años, hay que valorar la entrega al Consejo, ya que ésta sólo puede ser a base de restar horas a la familia, al propio descanso y al ocio. El anterior Consejo encauzó todo lo relacionado con la Carrera Oficial, que es de alabar, y tuvo la valentía de apoyar al anterior arzobispo en la creación del Centro de Orientación Familiar, en torno al cual se consiguió aunar a las Hermandades, algo que fue también un éxito.
- ¿Por qué dio el paso para ser presidente del Consejo?
- Sencillamente, por un sentido del servicio que lleva uno dentro desde hace años. Yo me encuentro ya jubilado, he sido docente, director de un centro educativo, hermano mayor de Santa Ana, y esa impronta es algo que nos empuja para servir a los demás y echar un capote, ya que nos encontramos más liberados que otras personas.
- Y, ¿supone una especie de culminación para usted dentro del mundo de las Hermandades?
- Está claro que con estos cuatro años por delante, y la edad que uno va calzando ya, pues será seguro algo definitivo.
FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN