Se trata de dos voces distintas, pero desde que Eduardo Ortega invitó a Carmen Barea el pasado mes de noviembre para que le acompañara durante la presentación de su disco, 'El último tren', han iniciado una gran amistad personal y musical que les ha llevado ahora a actuar los dos solos, por primera vez, en el concierto que ofrecerán este viernes, día 28 de marzo, en la sala 'La Fragua' de Dos Hermanas.
La historia de cómo Eduardo Ortega y Carmen Barea se conocieron y, especialmente, de cómo el cantante nazareno guardó, en un rincón de su memoria, la voz de una mujer a la que conoció, y escuchó cantar, una Nochevieja de hace cinco años, es de esas que siempre provoca una sonrisa a quien la escucha, y más si es narrada por ellos mismos.
Carmen Barea: "Resulta que su padre y el mío son amigos de siempre, y una Nochevieja que estábamos celebrando toda la familia en el campo, pues dio la casualidad de que también se encontraba allí un pianista amigo mío, Alejandro Cruz, con el que acabé cantando algunas canciones. Y, por allí en medio, muy calladito y sin que se le notara, estaba Eduardo, que era un chaval. Bueno, pues resulta que ahora, cinco años después, de pronto me suena un día el teléfono y era él para decirme que iba a presentar un disco y que quería que cantara un tema con él. A mí se me vino el mundo encima, porque me impresionaba volver a montarme en un escenario después de tantos años, pero también es verdad que me hizo mucha ilusión".
Eduardo Ortega: "Bueno, cuando iba a presentar mi disco, comencé a pensar en personas que me pudieran acompañar, y me acordé de Carmen, porque cuando la escuché cantar aquella Nochevieja, me encantó. La llamé, vino a la B3, cantamos juntos, y fíjate ahora si ha dado de sí que ya cada vez que a ella o a mí nos llaman para cantar en algún sitio, tiramos el uno del otro y acabamos cantando juntos".
Y, por medio, dos afirmaciones coincidentes: "En realidad", dice Carmen, "no tenemos nada que ver el uno con el otro, porque nuestros estilos son distintos, pero resulta que, pese a ello, conectamos un montón de bien y lo que hacemos queda muy bonito". "Es así", comentó por su parte Eduardo, "tenemos dos estilos distintos, pero también es verdad que compartimos muchas cosas, y a mí me gusta cantar con ella".
Vinculada a la canción desde pequeña
La vida artística de Eduardo Ortega es más conocida, especialmente tras la presentación, el pasado mes de noviembre, de su primer disco, 'El último tren', y de los conciertos en solitario o en compañía de otros artistas que ha ofrecido tanto en Dos Hermanas como en otras ciudades, pero la de Carmen Barea lo es menos, hasta ahora, debido a que su incipiente carrera se vio truncada a raíz de tener su primer hijo y de optar por dedicarse a él y al que vino poco después.
Pero aquella llamada de Eduardo Ortega le ha devuelto a esta nazarena, a sus 37 años, la ilusión por subirse de nuevo a un escenario. Ella cuenta que se crió en una casa en la que tanto su madre, que llegó a ganar de joven un concurso en Madrid, y sus hermanas siempre estaban cantando, y que a ella lo que más le gustaba era el flamenquito. Más tarde, a raíz de conocer a quien luego se convirtió en su marido, David Chupete, un percusionista que ha trabajado con numerosos artistas, acabó formando parte de un grupo, que se llamaba 'La Cuna', integrado por su propio marido, por un pianista y por ella como cantante.
Fueron los años en los que comenzó entonces a interesarse de una forma más intensa por el flamenco, lo que le llevó a entrar en la Fundación Cristina Heeren, "sólo que al año de estar allí, y de conseguir una beca, me quedé embarazada, y lo dejé". Con todo, estuvo acompañando también en los coros durante un tiempo a Laura Vital y a la pianista Miriam Méndez.
Ahora, este viernes, día 28, a partir de las doce de la noche, Eduardo Ortega y Carmen Barea volverán a subirse a un escenario, los dos cantando en solitario y los dos cantando juntos, para, cada uno dentro de su estilo, ofrecer un rato agradable a quienes acudan a 'La Fragua' y tener la ocasión de nuevo de demostrar que ese cóctel de voces mezcla a las mil maravillas cuando interpretan algunos tangos, baladas o boleros.
La historia de cómo Eduardo Ortega y Carmen Barea se conocieron y, especialmente, de cómo el cantante nazareno guardó, en un rincón de su memoria, la voz de una mujer a la que conoció, y escuchó cantar, una Nochevieja de hace cinco años, es de esas que siempre provoca una sonrisa a quien la escucha, y más si es narrada por ellos mismos.
Carmen Barea: "Resulta que su padre y el mío son amigos de siempre, y una Nochevieja que estábamos celebrando toda la familia en el campo, pues dio la casualidad de que también se encontraba allí un pianista amigo mío, Alejandro Cruz, con el que acabé cantando algunas canciones. Y, por allí en medio, muy calladito y sin que se le notara, estaba Eduardo, que era un chaval. Bueno, pues resulta que ahora, cinco años después, de pronto me suena un día el teléfono y era él para decirme que iba a presentar un disco y que quería que cantara un tema con él. A mí se me vino el mundo encima, porque me impresionaba volver a montarme en un escenario después de tantos años, pero también es verdad que me hizo mucha ilusión".
Eduardo Ortega: "Bueno, cuando iba a presentar mi disco, comencé a pensar en personas que me pudieran acompañar, y me acordé de Carmen, porque cuando la escuché cantar aquella Nochevieja, me encantó. La llamé, vino a la B3, cantamos juntos, y fíjate ahora si ha dado de sí que ya cada vez que a ella o a mí nos llaman para cantar en algún sitio, tiramos el uno del otro y acabamos cantando juntos".
Y, por medio, dos afirmaciones coincidentes: "En realidad", dice Carmen, "no tenemos nada que ver el uno con el otro, porque nuestros estilos son distintos, pero resulta que, pese a ello, conectamos un montón de bien y lo que hacemos queda muy bonito". "Es así", comentó por su parte Eduardo, "tenemos dos estilos distintos, pero también es verdad que compartimos muchas cosas, y a mí me gusta cantar con ella".
Vinculada a la canción desde pequeña
La vida artística de Eduardo Ortega es más conocida, especialmente tras la presentación, el pasado mes de noviembre, de su primer disco, 'El último tren', y de los conciertos en solitario o en compañía de otros artistas que ha ofrecido tanto en Dos Hermanas como en otras ciudades, pero la de Carmen Barea lo es menos, hasta ahora, debido a que su incipiente carrera se vio truncada a raíz de tener su primer hijo y de optar por dedicarse a él y al que vino poco después.
Pero aquella llamada de Eduardo Ortega le ha devuelto a esta nazarena, a sus 37 años, la ilusión por subirse de nuevo a un escenario. Ella cuenta que se crió en una casa en la que tanto su madre, que llegó a ganar de joven un concurso en Madrid, y sus hermanas siempre estaban cantando, y que a ella lo que más le gustaba era el flamenquito. Más tarde, a raíz de conocer a quien luego se convirtió en su marido, David Chupete, un percusionista que ha trabajado con numerosos artistas, acabó formando parte de un grupo, que se llamaba 'La Cuna', integrado por su propio marido, por un pianista y por ella como cantante.
Fueron los años en los que comenzó entonces a interesarse de una forma más intensa por el flamenco, lo que le llevó a entrar en la Fundación Cristina Heeren, "sólo que al año de estar allí, y de conseguir una beca, me quedé embarazada, y lo dejé". Con todo, estuvo acompañando también en los coros durante un tiempo a Laura Vital y a la pianista Miriam Méndez.
Ahora, este viernes, día 28, a partir de las doce de la noche, Eduardo Ortega y Carmen Barea volverán a subirse a un escenario, los dos cantando en solitario y los dos cantando juntos, para, cada uno dentro de su estilo, ofrecer un rato agradable a quienes acudan a 'La Fragua' y tener la ocasión de nuevo de demostrar que ese cóctel de voces mezcla a las mil maravillas cuando interpretan algunos tangos, baladas o boleros.
FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN