Un caso verdaderamente sorprendente en el mundo de la arquitectura es el de Zaha Hadid por distintas razones: primera, por ser mujer, ya que hasta hace pocos años este era un trabajo dominado por los hombres; también, porque nació en Bagdad, en 1950, y en un país de mayoría musulmana es muy difícil que la mujer llegue a alcanzar su relevancia; y por ser la primera y única mujer que de modo individual ha logrado, en 2004, el premio Pritzker, que equivaldría al Nobel de Arquitectura.
Bien es cierto que en 2010 la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima también logró este preciado galardón, pero fue compartido con su compatriota Ryue Nishizawa. De todos modos, es una gran noticia que haya nombres femeninos que se alcen con este premio de tanto prestigio.
Como en anteriores ocasiones, cuando he tratado algún nombre con reconocimiento internacional, he buscado que tuviera realizada alguna obra en nuestro país. De Zaha Hadid contamos con dos de ellas: una es la recepción de la bodega riojana, ubicada en Haro, de la familia López de Heredia, que comercializa el vino Viña Tondonia; la otra es el puente con forma de pabellón que proyectó para la Exposición Internacional de 2008 en Zaragoza.
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Quizás fuera la influencia que ejerciera Frank Gehry, al proyectar las bodegas que le encargaron los herederos del Marqués de Riscal para el pueblo alavense de Elciego, lo que animara a la familia López de Heredia a invitar a la arquitecta iraquí, afincada en Londres, a que diseñara la entrada del stand de estética modernista, con motivo del 125 aniversario de la firma.
Hay que apuntar que los dueños de las bodegas ya conocían la obra de Hadid, por lo sabían el terreno que pisaban. Lo cierto es que esta pequeña obra sigue las pautas que han marcado la estética de su autora: predominio de las curvas y acercamiento al mundo de la escultura, como referentes formales.
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Por suerte, contamos en nuestro país con una segunda obra, ya que la tercera que iba a ser la Biblioteca Central de la Universidad de Sevilla se frustró ante la oposición de un grupo de vecinos que vivían próximos al Prado de San Sebastián, que era el lugar de su ubicación.
Así, en el año 2008, antes de que asomara la profunda crisis económica que está azotando nuestro país, se desarrollaría la Expo de Zaragoza centrada en el agua y la sostenibilidad. Entre los arquitectos participantes se encontraba Zaha Hadid, que realizó el único puente habitado de España, puesto que articula la función de atravesar el río Ebro con la de un pabellón que sirviera para las necesidades de la exposición.
Este pabellón se organiza alrededor de cuatro espacios o “cápsulas” principales que funcionan como elementos estructurales y delimitadores de espacios. Exteriormente, los paneles superpuestos de revestimiento recordaban la piel de los tiburones.
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Aunque naciera en Bagdad y conserve su pasaporte iraquí, Zaha Hadid estudió en la Facultad de Arquitectura de la Architectural Association de Londres. Se graduó en 1977, contando 27 años con diploma de honor, ya que fue una alumna con un brillante expediente, lo que hacía presagiar una gran carrera profesional.
Inicialmente se dio a conocer por sus cuadros y dibujos, en los que plasmaba sus innovadoras propuestas formales. De todos modos, tuvo ocasión de traducir esas imaginativas formas realizadas en papel a la realidad con su primer encargo internacional de relevancia: la estación de bomberos Vitra, ubicado en la localidad alemana de Weil am Rhein.
Este proyecto, realizado entre 1991 y 1993, saltó a las revistas y libros de arquitectura contemporánea antes de terminarse, puesto que la obra, de hormigón armado, con un nítido diseño anguloso desafiaba la estética de cualquier edificio conocido.
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El hormigón armado será el material básico con el que trabajará la arquitecta iraquí. Esto puede comprobarse en la Pista de salto de Bersigel, ubicada en Innsbruck (Austria). Y es que sobre una sólida torre cuadrada de hormigón se eleva este singular edificio que se convierte en una gran escultura que se alza sobre el terreno boscoso que lo rodea.
La pista de salto de Bergisel era bien conocida desde su construcción en 1926, habiendo sido sede de competiciones olímpicas de invierno en los años 1964 y 1976. El proyecto que presentaba Zaha Hadid tuvo que luchar con el conservadurismo del Ayuntamiento de Innsbruck, ya que su propuesta rompía los esquemas que suelen tener algunos funcionarios.
Como suele suceder con las grandes obras, pasado el tiempo, esta pista se ha convertido en un icono de la arquitectura contemporánea en el Tirol y de la que se sienten orgullosos, pues lleva la firma de esta gran arquitecta.
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Wolfsburgo, una ciudad de 120.000 habitantes del norte de Alemania, se la asocia con la compañía automovilística Volkswagen. En este lugar, Zaha Hadid proyectó la Phaeno Science Center, tras ganar en el año 2000 el concurso internacional que se había convocado para llevar a cabo este edificio.
Lo más sorprendente no solo son los 27.000 metros cúbicos que hubo que emplear en su construcción, sino el hecho de que la estructura de gran parte del edificio se halla suspendida en el aire a siete metros del suelo.
Sobre este trabajo, la propia autora dijo: “Phaeno es la declaración más ambiciosa y completa de espacios complejos, dinámicos y fluidos. El visitante se enfrenta a una complejidad y una inmersión en lo desconocido regidas por un sistema muy específico, basadas en una insólita lógica volumétrica y estructural”.
En esta frase, que para el profano en el mundo de la arquitectura le es difícil de comprender, nos viene a explicar que con esta obra se rompe la lógica con la que se suele entender los espacios habitados y que, a pesar de ello, hay una coherencia interna.
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Aunque la mayor parte de las obras de Hadid se han realizado en Europa, los encargos también le han llegado desde Estados Unidos, China, Japón y de los Emiratos Árabes.
Por encargo del gobierno municipal de Guangzhou, ciudad antes conocida como Cantón, realiza el proyecto del Teatro de la Ópera de esta ciudad, que acabará siendo el mayor centro de las artes escénicas del sur de China y uno de los tres mayores teatros del país.
Como en la mayoría de las obras de esta autora, el predominio de las formas curvas, a partir del hormigón armado, se hace patente en el gran volumen que acoge un espacio con 1.800 butacas, acorde con la gran densidad de población de las grandes ciudades de este enorme país.
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Para cerrar este recorrido por una de los grandes nombres de la arquitectura moderna internacional, quisiera presentar la obra que Hadid realizaría para los Juegos Olímpicos que se celebrarían en el verano de 2012 en Londres: el Aquatics Centre.
Lo que más llama la atención de este centro de natación es la amplia y ondulante cubierta de aluminio que protege al conjunto. La propia autora nos indica que en este caso la arquitectura “se inspira en la geometría fluida del agua en movimiento, encerrando a las piscinas en unificador gesto de fluidez”.
Quisiera concluir este artículo lamentando que en Andalucía no hayamos podido tener una obra de esta genial arquitecta. Por un lado, la cerrazón de unos vecinos que se agarraron a la legalidad y, por otro, la arrogancia de la Universidad y del Ayuntamiento de Sevilla que no realizaron las modificaciones urbanísticas previas dieron lugar a que una vez comenzadas las obras hubiera que derribarlas en un entorno en el que había suficiente espacio verde como para que se pudiera permitir la franja rectangular que ocupaba la Biblioteca Central de la Universidad.
Bien es cierto que en 2010 la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima también logró este preciado galardón, pero fue compartido con su compatriota Ryue Nishizawa. De todos modos, es una gran noticia que haya nombres femeninos que se alcen con este premio de tanto prestigio.
Como en anteriores ocasiones, cuando he tratado algún nombre con reconocimiento internacional, he buscado que tuviera realizada alguna obra en nuestro país. De Zaha Hadid contamos con dos de ellas: una es la recepción de la bodega riojana, ubicada en Haro, de la familia López de Heredia, que comercializa el vino Viña Tondonia; la otra es el puente con forma de pabellón que proyectó para la Exposición Internacional de 2008 en Zaragoza.
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Quizás fuera la influencia que ejerciera Frank Gehry, al proyectar las bodegas que le encargaron los herederos del Marqués de Riscal para el pueblo alavense de Elciego, lo que animara a la familia López de Heredia a invitar a la arquitecta iraquí, afincada en Londres, a que diseñara la entrada del stand de estética modernista, con motivo del 125 aniversario de la firma.
Hay que apuntar que los dueños de las bodegas ya conocían la obra de Hadid, por lo sabían el terreno que pisaban. Lo cierto es que esta pequeña obra sigue las pautas que han marcado la estética de su autora: predominio de las curvas y acercamiento al mundo de la escultura, como referentes formales.
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Por suerte, contamos en nuestro país con una segunda obra, ya que la tercera que iba a ser la Biblioteca Central de la Universidad de Sevilla se frustró ante la oposición de un grupo de vecinos que vivían próximos al Prado de San Sebastián, que era el lugar de su ubicación.
Así, en el año 2008, antes de que asomara la profunda crisis económica que está azotando nuestro país, se desarrollaría la Expo de Zaragoza centrada en el agua y la sostenibilidad. Entre los arquitectos participantes se encontraba Zaha Hadid, que realizó el único puente habitado de España, puesto que articula la función de atravesar el río Ebro con la de un pabellón que sirviera para las necesidades de la exposición.
Este pabellón se organiza alrededor de cuatro espacios o “cápsulas” principales que funcionan como elementos estructurales y delimitadores de espacios. Exteriormente, los paneles superpuestos de revestimiento recordaban la piel de los tiburones.
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Aunque naciera en Bagdad y conserve su pasaporte iraquí, Zaha Hadid estudió en la Facultad de Arquitectura de la Architectural Association de Londres. Se graduó en 1977, contando 27 años con diploma de honor, ya que fue una alumna con un brillante expediente, lo que hacía presagiar una gran carrera profesional.
Inicialmente se dio a conocer por sus cuadros y dibujos, en los que plasmaba sus innovadoras propuestas formales. De todos modos, tuvo ocasión de traducir esas imaginativas formas realizadas en papel a la realidad con su primer encargo internacional de relevancia: la estación de bomberos Vitra, ubicado en la localidad alemana de Weil am Rhein.
Este proyecto, realizado entre 1991 y 1993, saltó a las revistas y libros de arquitectura contemporánea antes de terminarse, puesto que la obra, de hormigón armado, con un nítido diseño anguloso desafiaba la estética de cualquier edificio conocido.
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El hormigón armado será el material básico con el que trabajará la arquitecta iraquí. Esto puede comprobarse en la Pista de salto de Bersigel, ubicada en Innsbruck (Austria). Y es que sobre una sólida torre cuadrada de hormigón se eleva este singular edificio que se convierte en una gran escultura que se alza sobre el terreno boscoso que lo rodea.
La pista de salto de Bergisel era bien conocida desde su construcción en 1926, habiendo sido sede de competiciones olímpicas de invierno en los años 1964 y 1976. El proyecto que presentaba Zaha Hadid tuvo que luchar con el conservadurismo del Ayuntamiento de Innsbruck, ya que su propuesta rompía los esquemas que suelen tener algunos funcionarios.
Como suele suceder con las grandes obras, pasado el tiempo, esta pista se ha convertido en un icono de la arquitectura contemporánea en el Tirol y de la que se sienten orgullosos, pues lleva la firma de esta gran arquitecta.
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Wolfsburgo, una ciudad de 120.000 habitantes del norte de Alemania, se la asocia con la compañía automovilística Volkswagen. En este lugar, Zaha Hadid proyectó la Phaeno Science Center, tras ganar en el año 2000 el concurso internacional que se había convocado para llevar a cabo este edificio.
Lo más sorprendente no solo son los 27.000 metros cúbicos que hubo que emplear en su construcción, sino el hecho de que la estructura de gran parte del edificio se halla suspendida en el aire a siete metros del suelo.
Sobre este trabajo, la propia autora dijo: “Phaeno es la declaración más ambiciosa y completa de espacios complejos, dinámicos y fluidos. El visitante se enfrenta a una complejidad y una inmersión en lo desconocido regidas por un sistema muy específico, basadas en una insólita lógica volumétrica y estructural”.
En esta frase, que para el profano en el mundo de la arquitectura le es difícil de comprender, nos viene a explicar que con esta obra se rompe la lógica con la que se suele entender los espacios habitados y que, a pesar de ello, hay una coherencia interna.
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Aunque la mayor parte de las obras de Hadid se han realizado en Europa, los encargos también le han llegado desde Estados Unidos, China, Japón y de los Emiratos Árabes.
Por encargo del gobierno municipal de Guangzhou, ciudad antes conocida como Cantón, realiza el proyecto del Teatro de la Ópera de esta ciudad, que acabará siendo el mayor centro de las artes escénicas del sur de China y uno de los tres mayores teatros del país.
Como en la mayoría de las obras de esta autora, el predominio de las formas curvas, a partir del hormigón armado, se hace patente en el gran volumen que acoge un espacio con 1.800 butacas, acorde con la gran densidad de población de las grandes ciudades de este enorme país.
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Para cerrar este recorrido por una de los grandes nombres de la arquitectura moderna internacional, quisiera presentar la obra que Hadid realizaría para los Juegos Olímpicos que se celebrarían en el verano de 2012 en Londres: el Aquatics Centre.
Lo que más llama la atención de este centro de natación es la amplia y ondulante cubierta de aluminio que protege al conjunto. La propia autora nos indica que en este caso la arquitectura “se inspira en la geometría fluida del agua en movimiento, encerrando a las piscinas en unificador gesto de fluidez”.
Quisiera concluir este artículo lamentando que en Andalucía no hayamos podido tener una obra de esta genial arquitecta. Por un lado, la cerrazón de unos vecinos que se agarraron a la legalidad y, por otro, la arrogancia de la Universidad y del Ayuntamiento de Sevilla que no realizaron las modificaciones urbanísticas previas dieron lugar a que una vez comenzadas las obras hubiera que derribarlas en un entorno en el que había suficiente espacio verde como para que se pudiera permitir la franja rectangular que ocupaba la Biblioteca Central de la Universidad.
AURELIANO SÁINZ
