«Tememos a las prescripciones, pero tenemos esperanza de que esta vez la jueza no lo vea así», explicó José Menor, secretario de la Asociación de Víctimas del Amianto (Avida) tras la primera sesión del segundo juicio, en el que 30 afectados por esta sustancia reclaman un total de 4,2 millones de euros en indemnizaciones a Uralita como responsable de las enfermedades que sufren al no haber tomado medidas de seguridad.
Este lunes, día 17, declararon todos los peritos médicos en una vista que se extendió durante nueve horas y que continuará el martes con la declaración de cuatro testigos.
A las puertas del Edificio Noga, en el que se encuentra el Juzgado de lo Social número 8 donde se celebra el juicio, aguardaron varios centenares de personas para apoyar a los demandantes. Desde Dos Hermanas llegaron «dos autobuses completos con 110 personas», a las que se unieron otras tantas que se trasladaron en vehículos particulares o en transporte público, «más representantes de los sindicatos CCOO y UGT que han estado apoyándonos», explicó Menor.
Aunque muchos tuvieron que marcharse, un importante grupo aguantó pese al frío hasta las seis y media de la tarde, hora en la que se desalojó la sala tras nueve horas de juicio, ya que comenzaron a las 9:30 de la mañana. «Ha sido una jornada maratoniana, pero la magistrada quería que se tomara declaración a todos los médicos peritos y así ha sido», explicó la abogada de Avida, María José González. Ya el martes será el turno de los testigos, dos propuestos por los afectados y otros dos por Uralita.
Durante estas largas nueve horas, en las «sólo hemos parado cinco minutos para un receso», los médicos han expuesto «caso por caso» el diagnóstico de los 30 trabajadores sobre los que ayer se veían las demandas. «Ha sido muy largo porque hay que explicar con detalle cada uno de los casos», señaló González.
Una de las peritos que declaró en el juicio es la doctora Inmaculada Alfajeme del Hospital de Valme, que lleva más de 180 casos, no sólo de los trabajadores de Uralita, sino de sus familiares, que defendió que las enfermedades pulmonares que sufren estos empleados están relacionadas con el contacto con el amianto. En cambio, los peritos propuestos por Uralita cuestionaron esta relación, ya que mantuvieron que no hay relación funcional, por lo que no se puede establecer una valoración económica, a juicio de la empresa, que cerró en 1999.
El juicio se produjo después de que Avida presentara una segunda demanda en la que reclama la responsabilidad de la empresa con respecto a 30 trabajadores. De ellos, 26 empleados la pudieron interponer ellos mismos, pero cuatro tuvieron que ser sus familiares los que la presentaron en su nombre porque ya había fallecido. No obstante, en el tiempo que ha transcurrido, casi un año, desde que se interpuso la demanda hasta ahora dos operarios más han perdido la vida debido a las enfermedades que sufren por el amianto.
El primer juicio
En el primero, que fue juzgado en el Social número 5, se vio el caso de otros 26 afectados. De ello, tras la sentencia sólo la mitad logró que le reconocieran una indemnización porque consideró que los casos habían prescrito. «La jueza entendió que tenemos un año desde que se nos diagnostica que nuestra enfermedad está provocada por el amianto hasta que interponemos la demanda», explicó Menor.
El secretario de Avida se mostró totalmente contrario a este argumento «porque nuestra patología no es estable, sino que evoluciona y lo hace a peor. Hay una continuidad y por eso creemos que no se puede establecer un punto de partida y fijar un tiempo de prescripción», aseguró.
Por eso, dijo que espera que la titular del Juzgado de lo Social número 5 «tenga un criterio distinto». De hecho, Avida tiene recurrida la primera sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), ya que, pese a que lograron que se asociara sus patologías con el amianto, no comparten el criterio de la prescripción. Uralita también recurrió, ya que cree que no tiene responsabilidad porque se cumplieron las medidas de seguridad.
Avida ya trabaja en una tercera demanda para la que ya cuentan con «entre 18 y 20 personas, aunque necesitamos 25 para poder interponer una demanda colectiva». Sin embargo, creen que no tardarán mucho porque cada vez hay más personas afectadas. Algunos de los trabajadores incluso han sufrido cáncer de pulmón, otros asbestosis, que es una reducción de la capacidad respiratoria, por las que lograron la incapacidad laboral.
FOTO: J.M. PAISANO |
Este lunes, día 17, declararon todos los peritos médicos en una vista que se extendió durante nueve horas y que continuará el martes con la declaración de cuatro testigos.
A las puertas del Edificio Noga, en el que se encuentra el Juzgado de lo Social número 8 donde se celebra el juicio, aguardaron varios centenares de personas para apoyar a los demandantes. Desde Dos Hermanas llegaron «dos autobuses completos con 110 personas», a las que se unieron otras tantas que se trasladaron en vehículos particulares o en transporte público, «más representantes de los sindicatos CCOO y UGT que han estado apoyándonos», explicó Menor.
Aunque muchos tuvieron que marcharse, un importante grupo aguantó pese al frío hasta las seis y media de la tarde, hora en la que se desalojó la sala tras nueve horas de juicio, ya que comenzaron a las 9:30 de la mañana. «Ha sido una jornada maratoniana, pero la magistrada quería que se tomara declaración a todos los médicos peritos y así ha sido», explicó la abogada de Avida, María José González. Ya el martes será el turno de los testigos, dos propuestos por los afectados y otros dos por Uralita.
Durante estas largas nueve horas, en las «sólo hemos parado cinco minutos para un receso», los médicos han expuesto «caso por caso» el diagnóstico de los 30 trabajadores sobre los que ayer se veían las demandas. «Ha sido muy largo porque hay que explicar con detalle cada uno de los casos», señaló González.
Una de las peritos que declaró en el juicio es la doctora Inmaculada Alfajeme del Hospital de Valme, que lleva más de 180 casos, no sólo de los trabajadores de Uralita, sino de sus familiares, que defendió que las enfermedades pulmonares que sufren estos empleados están relacionadas con el contacto con el amianto. En cambio, los peritos propuestos por Uralita cuestionaron esta relación, ya que mantuvieron que no hay relación funcional, por lo que no se puede establecer una valoración económica, a juicio de la empresa, que cerró en 1999.
El juicio se produjo después de que Avida presentara una segunda demanda en la que reclama la responsabilidad de la empresa con respecto a 30 trabajadores. De ellos, 26 empleados la pudieron interponer ellos mismos, pero cuatro tuvieron que ser sus familiares los que la presentaron en su nombre porque ya había fallecido. No obstante, en el tiempo que ha transcurrido, casi un año, desde que se interpuso la demanda hasta ahora dos operarios más han perdido la vida debido a las enfermedades que sufren por el amianto.
El primer juicio
En el primero, que fue juzgado en el Social número 5, se vio el caso de otros 26 afectados. De ello, tras la sentencia sólo la mitad logró que le reconocieran una indemnización porque consideró que los casos habían prescrito. «La jueza entendió que tenemos un año desde que se nos diagnostica que nuestra enfermedad está provocada por el amianto hasta que interponemos la demanda», explicó Menor.
El secretario de Avida se mostró totalmente contrario a este argumento «porque nuestra patología no es estable, sino que evoluciona y lo hace a peor. Hay una continuidad y por eso creemos que no se puede establecer un punto de partida y fijar un tiempo de prescripción», aseguró.
Por eso, dijo que espera que la titular del Juzgado de lo Social número 5 «tenga un criterio distinto». De hecho, Avida tiene recurrida la primera sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), ya que, pese a que lograron que se asociara sus patologías con el amianto, no comparten el criterio de la prescripción. Uralita también recurrió, ya que cree que no tiene responsabilidad porque se cumplieron las medidas de seguridad.
Avida ya trabaja en una tercera demanda para la que ya cuentan con «entre 18 y 20 personas, aunque necesitamos 25 para poder interponer una demanda colectiva». Sin embargo, creen que no tardarán mucho porque cada vez hay más personas afectadas. Algunos de los trabajadores incluso han sufrido cáncer de pulmón, otros asbestosis, que es una reducción de la capacidad respiratoria, por las que lograron la incapacidad laboral.
ROCÍO VELIS / EL CORREO DE ANDALUCÍA