O del Real Madrid, o del Atlético, o del Betis… porque, a fin de cuentas, lo que quisiera exponer en esta ocasión es la cantidad de dibujos que suelo recoger acerca del tema de la familia en los que uno, varios o todos los miembros de la misma pertenecen a un determinado equipo de fútbol.
No es necesario que indique que el fútbol es el deporte más extendido a nivel mundial y que de manera progresiva, gracias a las retransmisiones de los encuentros por televisión, se ha convertido en un gran espectáculo de masas.
Sé que el fútbol tiene muchos detractores y que presenta cuestiones muy polémicas. Las objeciones que se le suelen hacer van desde las que lo consideran como un medio de alienación de las capas populares, pasando por los contratos astronómicos de algunas de las estrellas futbolísticas, hasta la existencia de grupos violentos o racistas que, escudándose en determinados equipos o partidos, dan rienda suelta a sus instintos agresivos.
Sin negar ninguna de las objeciones que los detractores suelen realizar, he de apuntar que también hay elementos muy favorables al mismo.
Siempre he dicho que es el deporte más “democrático” de todos los que existen, pues basta una simple pelota y un terreno liso para que un grupo de niños puedan dar comienzo a esa aventura que es intentar ganar metiendo la bola por la portería contraria. Esto sucede en cualquier parte del mundo, incluso en las zonas más empobrecidas de la tierra en la que los pequeños disfrutan sin necesidad de hacer ningún gasto.
Por otro lado, todos tenemos claro que los niños y los jóvenes deben hacer deporte como parte importante de su desarrollo y bienestar físico. Bien es cierto que hay muchas formas de hacerlo, pero entre ellas está el juego del que hablamos. Y dentro de los deportes, el fútbol sala puede practicarse en los recreos de los colegios, cuando no se tiene un terreno más amplio.
Además, es un deporte y un juego colectivo, en el que se puede desarrollar los valores de la cooperación y el compañerismo, y si a los niños se les enseña a saber ganar o perder sin tener actuaciones arrogantes hacia el equipo contrincante, se estimula el afán de superación sin necesidad de humillar al que pierde. También habría que apuntar que, en la actualidad, hay niñas que se han incorporado a este juego, por lo que no se puede decir que sea exclusivamente masculino, aunque haya prevalencia de este género.
Y si nos fijamos en los niveles profesionales, el fútbol implica una incorporación a los equipos de jugadores de distintas razas, culturas y creencias, lo que es un avance en la integración y no discriminación de las personas.
Con los aspectos favorables y los que suponen ciertos cuestionamientos, lo cierto es que, como he apuntado al principio, hay familias que viven la afición al fútbol de manera apasionada, siendo incondicionales de un equipo de renombre o del equipo local.
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Como ejemplo de lo indicado, traigo un dibujo de Alonso, un chico de 11 años, que al serles pedido en su clase un dibujo de la familia me entregó este que la representaba en plano medio, es decir, con sus miembros trazados a partir de la cintura. Como dato curioso, he de indicar que el chaval era zurdo. Esto último puede comprobarse porque las figuras están de perfil y miran hacia el lado derecho; mientras que los que somos diestros las hacemos mirando hacia el lado izquierdo, por el sentido de giro dominante de la mano derecha.
No es necesario que manifieste que toda su familia es incondicional del Barcelona, pues el autor ha dibujado de manera detallada el símbolo del Barça en cada uno de ellos, lo que es indicio de una observación muy cuidada de los elementos que configuran el escudo.
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Hay ocasiones en las que uno de los miembros de la familia es el que vive con verdadera pasión los colores de su equipo favorito, aunque el resto de la familia suele seguirlo con más o menos interés.
Es lo que manifiesta esta chica, también de once años, que comenzó dibujando a su padre; posteriormente a su madre; a su hermano “Tete”, que ocupa el tercer lugar; para finalizar con ella misma. Como puede comprobarse es su hermano el que siente gran pasión por los colores blaugranas, tanto que va vestido con la camiseta del Barcelona con mucha frecuencia, especialmente los días que gana los partidos, tal como me manifestó la autora del dibujo.
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El tercer trabajo corresponde a un niño de 7 años con nombre vasco, ya que sus padres procedían de esas tierras del norte. Lo curioso es que no fuera del Atlético de Bilbao, tal como podría pensarse por sus orígenes, ya que es un equipo con una gran tradición y con numerosos trofeos, especialmente en la Copa.
El autor se representó a sí mismo con una camiseta del Barcelona, aunque hizo una interpretación un tanto curiosa del calzón, ya que lo dibujó también con los dos colores del equipo: rojo y azul; sin embargo, como todos sabemos, el pantalón de los diferentes clubes de fútbol es de un único color.
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Para cerrar, y con el fin de que nadie me acuse de que “barro para mi casa”, traigo un cuarto trabajo de un chico de diez años cuyo padre era un incondicional del Real Madrid, al tiempo que a su hermana la trazaba con una mezcla de colores blaugranas, pero con el escudo del Atlético de Madrid.
Los seguidores del equipo merengue habrán notado que este dibujo es de hace algunos años, puesto que los jugadores del Madrid portan en la actualidad publicidad de Fly Emirates, la aerolínea más grande del Medio Oriente. Pero hace un tiempo, efectivamente, llevaban el logotipo de “Teka” una empresa alemana de cocinas y cuartos de baño.
Y es que el fútbol profesional está muy conectado con las marcas comerciales, dado que los equipos necesitan pagar los elevados costos de mantenimiento de las plantillas, que suelen alcanzar cifras astronómicas, especialmente aquellos que juegan la Champions League de Europa, por lo que acuden a publicitar desde marcas comerciales hasta los nombres de algunos países.
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Sé que el fútbol tiene muchos detractores y que presenta cuestiones muy polémicas. Las objeciones que se le suelen hacer van desde las que lo consideran como un medio de alienación de las capas populares, pasando por los contratos astronómicos de algunas de las estrellas futbolísticas, hasta la existencia de grupos violentos o racistas que, escudándose en determinados equipos o partidos, dan rienda suelta a sus instintos agresivos.
Sin negar ninguna de las objeciones que los detractores suelen realizar, he de apuntar que también hay elementos muy favorables al mismo.
Siempre he dicho que es el deporte más “democrático” de todos los que existen, pues basta una simple pelota y un terreno liso para que un grupo de niños puedan dar comienzo a esa aventura que es intentar ganar metiendo la bola por la portería contraria. Esto sucede en cualquier parte del mundo, incluso en las zonas más empobrecidas de la tierra en la que los pequeños disfrutan sin necesidad de hacer ningún gasto.
Por otro lado, todos tenemos claro que los niños y los jóvenes deben hacer deporte como parte importante de su desarrollo y bienestar físico. Bien es cierto que hay muchas formas de hacerlo, pero entre ellas está el juego del que hablamos. Y dentro de los deportes, el fútbol sala puede practicarse en los recreos de los colegios, cuando no se tiene un terreno más amplio.
Además, es un deporte y un juego colectivo, en el que se puede desarrollar los valores de la cooperación y el compañerismo, y si a los niños se les enseña a saber ganar o perder sin tener actuaciones arrogantes hacia el equipo contrincante, se estimula el afán de superación sin necesidad de humillar al que pierde. También habría que apuntar que, en la actualidad, hay niñas que se han incorporado a este juego, por lo que no se puede decir que sea exclusivamente masculino, aunque haya prevalencia de este género.
Y si nos fijamos en los niveles profesionales, el fútbol implica una incorporación a los equipos de jugadores de distintas razas, culturas y creencias, lo que es un avance en la integración y no discriminación de las personas.
Con los aspectos favorables y los que suponen ciertos cuestionamientos, lo cierto es que, como he apuntado al principio, hay familias que viven la afición al fútbol de manera apasionada, siendo incondicionales de un equipo de renombre o del equipo local.
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Como ejemplo de lo indicado, traigo un dibujo de Alonso, un chico de 11 años, que al serles pedido en su clase un dibujo de la familia me entregó este que la representaba en plano medio, es decir, con sus miembros trazados a partir de la cintura. Como dato curioso, he de indicar que el chaval era zurdo. Esto último puede comprobarse porque las figuras están de perfil y miran hacia el lado derecho; mientras que los que somos diestros las hacemos mirando hacia el lado izquierdo, por el sentido de giro dominante de la mano derecha.
No es necesario que manifieste que toda su familia es incondicional del Barcelona, pues el autor ha dibujado de manera detallada el símbolo del Barça en cada uno de ellos, lo que es indicio de una observación muy cuidada de los elementos que configuran el escudo.
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Hay ocasiones en las que uno de los miembros de la familia es el que vive con verdadera pasión los colores de su equipo favorito, aunque el resto de la familia suele seguirlo con más o menos interés.
Es lo que manifiesta esta chica, también de once años, que comenzó dibujando a su padre; posteriormente a su madre; a su hermano “Tete”, que ocupa el tercer lugar; para finalizar con ella misma. Como puede comprobarse es su hermano el que siente gran pasión por los colores blaugranas, tanto que va vestido con la camiseta del Barcelona con mucha frecuencia, especialmente los días que gana los partidos, tal como me manifestó la autora del dibujo.
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El tercer trabajo corresponde a un niño de 7 años con nombre vasco, ya que sus padres procedían de esas tierras del norte. Lo curioso es que no fuera del Atlético de Bilbao, tal como podría pensarse por sus orígenes, ya que es un equipo con una gran tradición y con numerosos trofeos, especialmente en la Copa.
El autor se representó a sí mismo con una camiseta del Barcelona, aunque hizo una interpretación un tanto curiosa del calzón, ya que lo dibujó también con los dos colores del equipo: rojo y azul; sin embargo, como todos sabemos, el pantalón de los diferentes clubes de fútbol es de un único color.
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Para cerrar, y con el fin de que nadie me acuse de que “barro para mi casa”, traigo un cuarto trabajo de un chico de diez años cuyo padre era un incondicional del Real Madrid, al tiempo que a su hermana la trazaba con una mezcla de colores blaugranas, pero con el escudo del Atlético de Madrid.
Los seguidores del equipo merengue habrán notado que este dibujo es de hace algunos años, puesto que los jugadores del Madrid portan en la actualidad publicidad de Fly Emirates, la aerolínea más grande del Medio Oriente. Pero hace un tiempo, efectivamente, llevaban el logotipo de “Teka” una empresa alemana de cocinas y cuartos de baño.
Y es que el fútbol profesional está muy conectado con las marcas comerciales, dado que los equipos necesitan pagar los elevados costos de mantenimiento de las plantillas, que suelen alcanzar cifras astronómicas, especialmente aquellos que juegan la Champions League de Europa, por lo que acuden a publicitar desde marcas comerciales hasta los nombres de algunos países.
AURELIANO SÁINZ
