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Anabel Gómez: 'Dos Hermanas es solidaria, y lo demuestra con la Asociación Contra el Cáncer'

La Junta Local de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) celebra este domingo, día 10, su III Gala de la Esperanza, que se convierte en un momento de encuentro de personas enfermas con familiares y amigos que desean sumarse a una causa solidaria. En una entrevista a este Diario Digital, esta luchadora incansable reconoce que "Dos Hermanas es muy solidaria, y siempre lo demuestra en estos casos".

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Anabel Gómez Gordillo, 52 años de edad, es natural de Villanueva de San Juan pero reside en Dos Hermanas desde que tenía 11 años de edad. Casada, con dos hijos, el mayor de 24 años y la menor con 20, es presidenta desde el 31 de octubre de 2011 de la Junta Local de la AECC. Con anterioridad, fue presidenta del Centro Social David Rivas, y siempre recuerda haber estado metida en labores sociales, vecinales o escolares.

Esta III Gala de la Esperanza se celebra en la presente edición en la hacienda La Andrada, con un almuerzo cuyo menú que se ha fijado en 35 euros para los adultos y en 25 para los niños. En el mismo se rendirá homenaje a aquellas personas que han contribuido a la mejora de la calidad de vida de los enfermos, como es el caso del doctor Eduardo Ríos Herranz, jefe del Servicio de Hematología y hematólogo de la Unidad Oncológica del Hospital de Valme, y de Francisco Javier Fernández Mejías, en representación de los donantes.

- ¿Cómo se hace cargo de la presidencia de la Junta Local de la AECC?

- Yo era presidenta del Centro Social David Rivas, y hasta entonces desconocía totalmente la existencia de la Asociación Contra el Cáncer. Lo que ocurrió es que mi padre es enfermo de cáncer y llevaba muchos años luchando contra la enfermedad, y yo estuvo durante todo ese tiempo observando el trabajo que realizaban la coordinadora y las voluntarias del Hospital de Valme. Mi padre, José Gómez, que tiene en estos momentos 92 años de edad, ha superado un cáncer de colon, otro de vejiga y un linfoma. En abril de 2011, mi padre terminaba la quimioterapia, y fue entonces cuando me pidieron que me hiciera cargo de la AECC en Dos Hermanas.

- ¿Quién se lo propone?

- Una amiga del Hospital, y luego me animó también la coordinadora, Auxiliadora Egea. Ambas conocían cómo llevaba el Centro David Rivas, y confiaban en mi carácter y mi ilusión para poder hacerme cargo de la Asociación. Pero yo les dije al principio que no. Al siguiente año me volvieron a insistir, porque me decían que su entonces presidente, Antonio Rangel, se encontraba ya muy mayor, y entonces fue cuando ya me dije que no podía negarme tantas veces, porque yo me considero una persona muy comprometida con la sociedad en general y pensé que si me hacía cargo de ella era una forma de devolver un poco de lo mucho que yo y mi padre habíamos recibido.

- Y se animó.

- Pues sí. La coordinadora informó al presidente provincial de la AECC y a su gerente de la posibilidad de que yo me hiciera cargo de la Junta Local de Dos Hermanas, y lo aceptaron. Comencé entonces a buscar a personas que me ayudaran. Al principio no contábamos con casi nada y me encontré además con un local que a mí me pareció muy pequeño para las necesidades que ya comenzaba a plantearme. Entonces, empecé a trabajar, pero con la circunstancia de que a los pocos días de que me llegara mi nombramiento, mi hermana, Milagros, me comunicó que le habían detectado un cáncer de mama. Yo creí que me iba a morir en ese momento. Ella era la cuidadora de mi padre, y ahora yo debía convertirme en cuidadora de mi hermana y seguir con la Asociación para adelante.

- ¿Cómo fue todo ese proceso?

- Yo siempre he pensado que la vida te pone en un sitio y para que al final hagas una función. Y me dediqué en cuerpo y alma a mi familia y a la Asociación. Recuerdo que en los meses de junio y julio estuve recorriendo las calles buscando un local para establecer allí la nueva sede, hasta que encontré éste que se encuentra en el 120 de la Avenida de Andalucía, y del que quiero agradecer a su propietario que atendiera nuestra petición de ponernos un alquiler mucho más bajo del que solicitaba porque con nuestro presupuesto no podíamos pagarlo.

- Antes de su llegada, ¿cuántas personas pertenecían a la Asociación en Dos Hermanas?

- No lo sé con exactitud, pero sí le puedo decir que en estos momentos nos encontramos aquí un grupo de casi cincuenta personas.

- ¿Y cómo ha conseguido la colaboración de tantas personas?

- No lo sé.

- ¿Algo habrá hecho para que así sea?

- Yo empecé sola, pero tenía claros tres objetivos: tener una sede acogedora, limpia y familiar donde pudiera estar el enfermo; que los enfermos no tuvieran miedo a pronunciar la palabra cáncer, y que Dos Hermanas, como ciudad, consiga los recursos suficientes para entregar al Comité Científico Nacional una beca de investigación que debe ascender a 150.000 euros. Esta cantidad permitirá que un equipo médico pueda investigar durante tres años un tipo de cáncer concreto. Ya tenemos diez mil euros recaudados, y no sé cómo voy a conseguir el resto, ni el tiempo que vamos a tardar, pero lo que sí sé es que lo haremos.

[Para cualquier persona que desee realizar un donativo, y cuyo importe será destinado íntegramente a la citada beca de investigación, puede hacerlo en la entidad la Caixa en la cuenta 21 00 2589 74 01 10458285, y que el mismo se indique el nombre y que especifique que se trata para la beca de investigación].

- Para pertenecer a la Asociación, ¿hay que pagar alguna cuota?

- No. Es algo voluntario. Se puede hacer socio cualquier persona y aportar la cantidad que buenamente pueda. Al final, de lo que se trata es de que Dos Hermanas conozca nuestro trabajo, qué es lo que hacemos, y si a nosotros viene una persona que necesita una peluca o una prótesis, pues buscamos los medios. Por ejemplo, cuando yo asumí la presidencia, en el Hospital de Valme no pasaban el agua o los zumos a los enfermos de cáncer, y sé, porque lo he vivido con mi padre, que necesitan beber. Entonces, decidimos que la Junta Local de Dos Hermanas se encargara de llevarles el agua y el zumo.

- ¿Cómo lo hace?

- Pues con el boca a boca. Mire usted, necesitamos agua y zumos. La gente se entera, y, por ejemplo, ahora mismo tenemos a una familia que nos surte de tres cajas de zumo y de agua cada cierto tiempo. O, si necesitamos dinero, lo decimos, y como la gente es solidaria al máximo, pues lo acabamos encontrando. Y siempre lo hacemos todo con total transparencia, de forma que si alguien dona 3 euros, pues se le da su recibo por esta cantidad. En Dos Hermanas la gente es muy solidaria con el tema del cáncer porque, desgraciadamente, en cada familia o círculo de amigos siempre hay un enfermo.

- ¿Cómo le viene eso de trabajar para los demás?

- Cuando yo llegué a Dos Hermanas tenía 11 años. Yo soy hija de dos padres que han trabajado toda su vida en el campo y que tenían un sentido del deber y de la responsabilidad enorme. Pues con esa edad, mi madre me ponía un pañuelo en la cabeza y yo me iba solo al barrio de San José para ayudar a la gente.

- ¿Cómo puede compaginar esta labor con su familia?

- Porque mi marido me apoya en todo lo que hago. Ellos lo entienden todo. Ellos saben que yo soy feliz y que creo en lo que hago, de forma que cuando deje de serlo, renunciaré. No tengo ningún apego a las cosas.

- ¿Qué actividades puso en marcha tras su llegada a la Asociación.

- Yo me di cuenta en seguida que Dos Hermanas no se podía limitar a organizar tres o cuatro campañas en el año. Así que presenté mi proyecto anual de actividades, y en él incluía, por ejemplo, que cada mes había que organizar algo distinto, y metí a la Asociación en todas las actividades de la ciudad, como el Carnaval, la Feria, la Romería de Valme..., y que no tuvieran miedo a decir que eran enfermos de cáncer.

- La Gala la puso usted en marcha.

- Sí.

-¿Cómo se le ocurrió?


- Lógicamente, recaudar dinero es necesario, pero yo concebí la gala como el momento en el que el enfermo y el familiar pudieran compartir, y que pudieran sentarse en una mesa enfermos y personas sanas, colaboradores y socios, y que sintieran el calor de los demás. Al margen de lo que se recaude, que es necesario, claro, había que hacer un acto especial. Entonces, el primer año lo dedicamos al cáncer de mama, el segundo, al de colon, y este tercero al de la leucemia. Y nada de todo es posible sin los voluntarios que trabajan con nosotros.

- ¿Le gustaría hacer algún tipo de llamamiento?

- Nosotros recibimos a las personas para que se hagan socios y con la cantidad que quieran. Y lo que queremos es que se acerquen a nuestra sede, que nos conozcan, que hablen con nuestros enfermos, que vean qué es lo que hacemos, y que después decidan. Y que si hay alguien que necesite ayuda, que nos lo pida. Hacemos todo eso, y, además, gratuitamente.


FRANCISCO GIL CHAPARRO / REDACCIÓN
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