TVE ha relegado al histórico y laureado Informe Semanal a la medianoche del sábado. Su lugar será ocupado por Uno de los nuestros, programa de entretenimiento conducido por Carlos Latre.
La popularidad del programa de reportajes ha descendido hasta mínimos históricos lastrada por las polémicas surgidas tras la emisión de algunos como los del Caso Bárcenas o los escraches producidos ante las casas de algunos políticos populares.
La solución a esta vertiginosa caída en picado hubiera sido un replanteamiento del enfoque informativo con el que abordar los documentales, pero han preferido seguir emitiendo reportajes perniciosos, sesgados y manipulados antes que dar entrada en la rancia televisión pública popular a la imparcialidad y el buen hacer democrático informativo.
Ya poco les queda por arrebatarnos: primero nos robaron la confianza que depositamos en unos mandatarios que pedían el voto con un programa electoral cargado, no ya de falsas promesas, sino directamente de mentiras. Más tarde desmontaron ante nuestras narices un Estado del Bienestar que tardamos décadas en construir. El único resquicio de libertad que nos sigue quedando es el derecho a recibir una información veraz, imparcial y contrastada.
Pero estamos ya tan hechos a su medida que cedemos sin luchar. Aunque realmente creo que no luchamos porque no somos conscientes ni de que nos están robando ni de la importancia de su botín.
Adiós al análisis de la actualidad más allá de las opiniones de cuatro tertulianos mercenarios predicadores de doctrinas de usar y tirar. Bienvenido sea el humor de Carlos Latre. Seremos borregos, pero borregos sonrientes.
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La popularidad del programa de reportajes ha descendido hasta mínimos históricos lastrada por las polémicas surgidas tras la emisión de algunos como los del Caso Bárcenas o los escraches producidos ante las casas de algunos políticos populares.
La solución a esta vertiginosa caída en picado hubiera sido un replanteamiento del enfoque informativo con el que abordar los documentales, pero han preferido seguir emitiendo reportajes perniciosos, sesgados y manipulados antes que dar entrada en la rancia televisión pública popular a la imparcialidad y el buen hacer democrático informativo.
Ya poco les queda por arrebatarnos: primero nos robaron la confianza que depositamos en unos mandatarios que pedían el voto con un programa electoral cargado, no ya de falsas promesas, sino directamente de mentiras. Más tarde desmontaron ante nuestras narices un Estado del Bienestar que tardamos décadas en construir. El único resquicio de libertad que nos sigue quedando es el derecho a recibir una información veraz, imparcial y contrastada.
Pero estamos ya tan hechos a su medida que cedemos sin luchar. Aunque realmente creo que no luchamos porque no somos conscientes ni de que nos están robando ni de la importancia de su botín.
Adiós al análisis de la actualidad más allá de las opiniones de cuatro tertulianos mercenarios predicadores de doctrinas de usar y tirar. Bienvenido sea el humor de Carlos Latre. Seremos borregos, pero borregos sonrientes.
PABLO POÓ