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La primera sesión

El reloj marca las cinco de la tarde cuando llaman a la puerta. Son María y Luis que, tal y como habíamos acordado, acuden a su primera cita de mediación. Les invito a pasar a la sala y a que tomen asiento. Comienzo preguntándoles qué tal les ha ido la semana. María se decide a hablar y expone que ha sido una semana dura.

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Tal y como me comentaron, su relación está muy deteriorada y, a mitad de la semana, mantuvieron una fuerte discusión que acabó con Luis abandonando el domicilio. Hasta hoy no han vuelto a hablar del motivo de la discusión.

—¿Os veis preparados para hablarlo ahora o preferís obviar el tema? Si consideráis que es un tema que puede afectar a la mediación sería conveniente que lo tratásemos cuanto antes ya que puede repercutir en los acuerdos que se alcancen y en la relación entre vosotros.

María expresa que no le gustaría volver a tocar ese tema. Luis, sin embargo, no aporta nada. Su mirada evita encontrarse con María continuamente. Sin ánimo de insistir, les pido que valoren la posibilidad de hablar del motivo del conflicto en la sala de mediación, siendo un lugar neutral y con mi ayuda para facilitarles la comunicación, lo que puede contribuir a que ambos resuelvan sus diferencias o, por lo menos, las conozcan.

Tras unos minutos en torno a la discusión ocurrida días antes, y viendo que ninguno de ellos considera necesario ahondar en el conflicto, me dispongo a continuar con lo planteado para esta sesión. "¿Seguís viviendo juntos? Recuerdo que me comentasteis que veríais cómo organizar este tema", les pregunto.

Luis se dispone a contar que ese mismo día, cuando salgan de la mediación, recogerá sus cosas y se marchará a casa de su madre. Comenta que prefiere salir él y que se quede María con los niños hasta que todos los trámites de la separación finalicen.

Aún no les han comentado nada a sus hijos sobre la separación, no saben cómo van a hacerlo ni cuándo es el momento adecuado. Les aconsejo que en cuanto tengan totalmente clara la decisión de la separación, deben comentárselo, siempre estando los dos presentes y dejando claro que, aunque la relación de pareja no funcione, su relación como padres no se tiene que ver afectada. Es evidente que habrá cambios que afectarán directamente a sus hijos, pero trabajando en conjunto y buscando el entendimiento, no debe suponer un problema importante para los menores.

El momento de comunicárselo debe ser tranquilo y en el que lo importante sea mostrar a sus hijos que los quieren y que van a estar a su lado siempre, despejarles cualquier tipo de duda que tengan sobre la nueva situación, siempre atendiendo a su edad y a su relación como padres e hijos. Entiendo que es un momento duro y difícil pero, a la vez, inevitable, y si se hace desde el cariño con la sensibilidad que se requiere, puede verse reflejado en la evolución futura de sus hijos.

Tal y como les pedí el día anterior, vamos a empezar por el reparto del tiempo con sus hijos. "¿Habéis pensado algo sobre donde van a vivir los niños a partir de ahora, y cómo va a repartirse el tiempo que paséis cada uno con ellos?", les comento.

Ante esto, María comenta que ella no quiere limitar a sus hijos el estar con su padre y que no hace falta acordar nada sobre esto porque Luis puede verlos cuando quiera. Sin embargo, les sugiero que es importante que se acuerde un mínimo en este tema, ya que aunque es muy positivo que su relación como padres sea muy buena, esto puede cambiar, y se necesita tener un mínimo acuerdo al que dirigirse en caso de que la relación se deteriore.

Acuerdan que, debido a los horarios de trabajo de Luis, se repartan los fines de semana entre ambos progenitores, de forma que puedan estar con sus hijos desde el viernes hasta el domingo. Los días entre semana, Luis termina su jornada laboral bastante tarde, por lo que, por ahora, prefiere que se regule tan sólo los fines de semana.

Los días entre semana que él pueda, avisará a María para llegar a su domicilio a visitar a sus hijos. María no presenta ningún problema a esta propuesta, siempre que sea previo aviso y en un horario adecuado para el descanso de sus hijos.

Sobre los fines de semana, María se muestra reacia a quedarse dos días sin sus hijos. De todas formas, Luis comenta que el domicilio de su madre, y la situación de salud en la que ella se encuentra, por ahora, no hacen de su casa un hogar acogedor para que vayan sus hijos. Pide que se esperen hasta que adecente la vivienda y que los menores se encuentren más cómodos.

Tras barajar varias fórmulas, ambos acuerdan que en beneficio de los menores, el fin de semana que le toque al padre disfrutar de sus hijos, éste vendrá al domicilio familiar, siendo María quien abandone el mismo durante los dos días. Así, además de disfrutar de los hijos, disfrutaran de las comodidades del hogar, evitando que sean los menores quienes cambien de domicilio.

Al ser acuerdo de ambos lo anoto, aunque les expongo los posibles enfrentamientos que esta fórmula puede ocasionar en el futuro. ¿Qué pasará si en el futuro alguno de los dos tiene una nueva pareja, y aún así seguís aplicando este acuerdo? ¿Cómo creéis que podría afectar a vuestros hijos un posible enfrentamiento derivado de esta situación?

Finalmente, ambos acuerdan que esta fórmula se tomará de forma cautelar hasta que Luis cuente con un domicilio acomodado para poder estar con sus hijos, y vea la posibilidad de un cambio en su horario laboral que le permita tener más tiempo para estar con los menores.

Igualmente, entiendo que el reparto del tiempo que se está exponiendo plantea que Luis vería a sus hijos los fines de semana cada quince días y durante la semana visitas ocasionales dependiendo de la disponibilidad laboral de Luis. Les pregunto.

Luis expone que es muy poco tiempo el que tendría para estar con sus hijos, por lo que pide que este acuerdo se establezca de forma provisional mientras él estabiliza su situación, pero le gustaría que se volviese a tratar más adelante para modificarlo y hacerlo más equitativo. María está de acuerdo en ver más adelante la posibilidad de un reparto del tiempo más igualitario.

—¿Os parece que establezcamos un plazo razonable para volver a tratar esta cuestión? De modo que, lo que se acuerda como provisional, no se dilate en el tiempo.

A ambos les parece bien la idea de acotar los acuerdos provisionales en un periodo de tiempo. Luis opina que en un plazo aproximado de tres o cuatro meses podrá tener el domicilio de su madre adecentado para que puedan estar sus hijos con él. Por tanto, deciden que los acuerdos tomados en esta sesión serán revisables dentro de cuatro meses.

Con este último acuerdo finaliza la primera sesión. Decidimos volver a reunirnos la próxima semana a la misma hora. Veremos cómo proceden las siguientes sesiones, esperando que las partes se encuentren en disposición para tratar todos los ámbitos de su separación.

MARÍA JESÚS ORTIZ
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