El dato de la Encuesta de Población Activa (EPA) fue pésimo. El del INEM de abril, bueno. Sin más peros que las antojeras que nos queramos poner. Superar en la encuesta los seis millones de parados, una catástrofe sin paliativos. Que el mes de abril haya supuesto un récord de contratos casi sin precedentes en este mes; que las afiliaciones hayan aumentado en 51.000; que el número de parados que ya no lo están haya sido de 46.000; y que hasta se haya bajado, aunque por los pelos, la cifra de los cinco millones apuntados a las oficinas de Empleo es una buena noticia. Para mí, la mejor.
Desde luego, hay que tener muy en cuenta el factor estacional, pero también que la Semana Santa fue en marzo y que abril se ha comportado por sí solo muy bien y sólo había bajado tanto el paro en un año de todos los medidos.
Que, además, es el segundo mes en positivo –en marzo hubo 5.000 menos-, una nadería, pero a favor. Que lo previsible es poder encadenar al menos otros tres meses con esta tendencia. Y que, ojalá, si se rompe ya en otoño, sea también estacional y, en efecto, en 2014 podamos comenzar a ver empleo neto y se nos cambie a todos la cara.
Porque lo que sí parece es que aquel axioma de que España sólo creaba empleo a partir de crecimientos del 2 por ciento ya no es tal y que el efecto positivo de la Reforma Laboral puede ser este, que no será poco.
La noticia no es ni para perder la cabeza pero tampoco para enfadarse, que es lo que parece que estén algunos. Los mismos que se cabrean una barbaridad porque no nos han rescatado, porque la prima de riesgo esté por los 280, que el bono haya bajado hasta del 4 por ciento de interés –algo que parecía hace tan sólo seis meses un milagro cuando las previsiones eran de Apocalipsis para arriba-.
A lo mejor es que su deseo –no quiero ser tan mal pensado- es que cuanto peor, mejor. Pero no se para quién es ese mejor, a no ser por puro nihilismo destructivo o inquina personal agudizada como ese director de periodico, ya convertido en agitador social en red, que cada domingo pide la cabeza de Mariano Rajoy y, cada lunes, quiere lanzar un escrache virtual a sus ministros pidiendo a los lectores que los ahoguen en Twitter. ¿Ha pensado que quizás lo suyo, ya puestos así, fuera presentarse a las elecciones? Por ejemplo, haciendo tandem con su protegida Rosa Díez. Estaría muy bien el cartel.
En resumen, que vendrán momentos peores y la losa sigue aplastándonos. Pero el lunes tuvo una buena noticia y no será malo, hasta por nuestra propia salud psíquica, el poderla comentar.
Postdata: El plan alternativo de Rubalcaba me ha dejado de piedra. Sus puntos estrellas son, más o menos, prohibir el despido por ley y una especie de nuevo Plan E de 30.000 millones. Dos ocurrencias de factoría Rubalcaba, como para hacérselo mirar. O sea, no sólo propone abortar la Reforma Laboral, sino irse para atrás, hasta la inmovilidad total. ¿Así va a contratar alguien un trabajador? La otra es casi peor: despilfarrar. Me imagino que, sobre esas bases, son con la que pretender pactar. Y hombre, eso es peor que un “trágala”.
Si lo desea, puede compartir este contenido: Desde luego, hay que tener muy en cuenta el factor estacional, pero también que la Semana Santa fue en marzo y que abril se ha comportado por sí solo muy bien y sólo había bajado tanto el paro en un año de todos los medidos.
Que, además, es el segundo mes en positivo –en marzo hubo 5.000 menos-, una nadería, pero a favor. Que lo previsible es poder encadenar al menos otros tres meses con esta tendencia. Y que, ojalá, si se rompe ya en otoño, sea también estacional y, en efecto, en 2014 podamos comenzar a ver empleo neto y se nos cambie a todos la cara.
Porque lo que sí parece es que aquel axioma de que España sólo creaba empleo a partir de crecimientos del 2 por ciento ya no es tal y que el efecto positivo de la Reforma Laboral puede ser este, que no será poco.
La noticia no es ni para perder la cabeza pero tampoco para enfadarse, que es lo que parece que estén algunos. Los mismos que se cabrean una barbaridad porque no nos han rescatado, porque la prima de riesgo esté por los 280, que el bono haya bajado hasta del 4 por ciento de interés –algo que parecía hace tan sólo seis meses un milagro cuando las previsiones eran de Apocalipsis para arriba-.
A lo mejor es que su deseo –no quiero ser tan mal pensado- es que cuanto peor, mejor. Pero no se para quién es ese mejor, a no ser por puro nihilismo destructivo o inquina personal agudizada como ese director de periodico, ya convertido en agitador social en red, que cada domingo pide la cabeza de Mariano Rajoy y, cada lunes, quiere lanzar un escrache virtual a sus ministros pidiendo a los lectores que los ahoguen en Twitter. ¿Ha pensado que quizás lo suyo, ya puestos así, fuera presentarse a las elecciones? Por ejemplo, haciendo tandem con su protegida Rosa Díez. Estaría muy bien el cartel.
En resumen, que vendrán momentos peores y la losa sigue aplastándonos. Pero el lunes tuvo una buena noticia y no será malo, hasta por nuestra propia salud psíquica, el poderla comentar.
Postdata: El plan alternativo de Rubalcaba me ha dejado de piedra. Sus puntos estrellas son, más o menos, prohibir el despido por ley y una especie de nuevo Plan E de 30.000 millones. Dos ocurrencias de factoría Rubalcaba, como para hacérselo mirar. O sea, no sólo propone abortar la Reforma Laboral, sino irse para atrás, hasta la inmovilidad total. ¿Así va a contratar alguien un trabajador? La otra es casi peor: despilfarrar. Me imagino que, sobre esas bases, son con la que pretender pactar. Y hombre, eso es peor que un “trágala”.
ANTONIO PÉREZ HENARES