Con el hábito que le da nombre, y con la tranquilidad que le caracteriza, una culebra de cogulla se prepara para iniciar su actividad a última hora de la tarde. De costumbres principalmente nocturnas, esta especie de serpiente suele salir de su cubil cuando el sol todavía no se ha ocultado, después de haber permanecido todo el día debajo de una piedra pequeña regulando la temperatura de su cuerpo mediante un procedimiento que los científicos conocen con el nombre de "tigmotermia".
Cuando se siente amenazada, la culebra de cogulla se enrosca y oculta la cabeza entre sus anillos o muestra el diseño de la parte superior de su cuello con el objeto de intimidar a sus posibles enemigos. Aunque es venenosa, el pequeño tamaño de su cabeza y la poca flexibilidad de su cuello a la hora de morder, junto a la ubicación de sus pequeñísimos colmillos opistoglifos, impiden que esta pequeña culebra pueda convertirse en un peligro para la especie humana.
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MANUEL CRUZ