Dentro del mundo del arte, hay casos en los que pintores famosos no son conocidos por su nombre de pila, sino por un seudónimo. A la mente nos vienen apodos del tipo El Greco, El Bosco, Tintoretto… que suplían nombres tan complicados como el de Doménikos Theotokópoulos, para el primero de los citados; el de Jeroen Anthoniszoon van Aeken para el genial holandés, autor, entre otras maravillas, de El jardín de las delicias; o el de Jacopo Comin, nombre real del gran pintor italiano del Renacimiento.
En esta ocasión vamos a hablar de un dibujante e ilustrador de nuestro país: Andrés Rábago García, que ha sido conocido a través de sus seudónimos, aunque en los últimos tiempos utiliza su verdadero nombre para los trabajos de pintura. Rábago inicialmente se dio a conocer con el de OPS, aunque, en la actualidad, firma con el de El Roto.
Para los que lo conocemos desde que sus viñetas aparecieran en la lejana revista Hermano Lobo firmadas como OPS, rápidamente nos son familiares las que ahora realiza con la de El Roto, pues la técnica ha sufrido muy pocos cambios, ya que sus personajes, bastante rígidos, están trazados con cierta rusticidad, en blanco y negro, puesto que en su intención había, inicialmente, una predominancia hacia el extraño significado de sus figuras; mientras que ahora la mayor intencionalidad se encuentra en la frase que les acompañan.
Y es que sus viñetas no están ejecutadas para provocar la risa en el espectador, sino que a través de ellas busca la reflexión y la denuncia a partir de unas frases con gran capacidad de penetración en la realidad que nos envuelve, ya que a veces parecen verdaderas radiografías de una sociedad en la que la injusticia, la explotación, el cinismo, la falta de escrúpulos o el afán de poder y de lucro configuran el auténtico rostro de las clases dominantes.
Para que veamos una breve colección de El Roto, me he permitido seleccionar seis viñetas en este primer artículo y que han aparecido en su último libro titulado Viñetas para una crisis. Como es habitual en este autor, todas están realizadas en formato cuadrado. Por mi parte, las acompaño de algún comentario que realizo como complemento a unas imágenes que ya de por sí hablan solas.
En el discurso de los representantes o portavoces de las clases dominantes aparece de manera reiterada que “todos somos responsables” de la situación a la que se ha llegado, ocultando que la crisis ha empobrecido a la mayoría de la población, llegando a la exclusión social de amplios sectores, al tiempo que otros se han enriquecido con las reducciones salariales y de las pensiones, así como de una reforma laboral que no ha hecho otra cosa que incrementar el enorme paro de nuestro país. De este modo se entiende el brindis “¡Por otra crisis como esta!” con el que esos dos siniestros personajes se felicitan.
El culto y la devoción por el dinero es el principio moral que rige a quienes explotan a la población trabajadora. Para entender la frase que acompaña a la segunda viñeta hay que recordar el Principio de Arquímedes que nos dice: “Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja”.
De ahí el cinismo del personaje de la viñeta que nos apunta que el empuje o ascenso social viene acompañado de la degradación moral, directamente relacionada con la cantidad de dinero que “desalojan” o defraudan a la Hacienda pública.
“Desde los yates se elevaban voces airadas reclamando más recortes sociales…”. Qué gran verdad llamar a las cosas por su nombre: tras la palabra “ajustes” que, cada dos por tres nos repiten, ya todos entendemos que se refieren a recortes de derechos laborales, salariales, sociales... Y es que en boca de los miembros del Gobierno nunca se ha oído la palabra recorte; se han convertidos en verdaderos artistas en tergiversar la realidad, utilizando un lenguaje cargado de eufemismos de todo tipo.
No hace mucho, en el comienzo de la crisis, algunos dirigentes de la Unión Europea hablaban de “refundar el capitalismo” para hacerlo “más humano”. Y una de las medidas que planteaban era la de acabar con los paraísos fiscales. Pero esto les duró muy poco tiempo. Pronto se dieron cuenta que no se puede entender la economía capitalista actual sin sus existencias.
Y lo más curioso es que algunos países de la propia Unión Europea son o tienen islas que son verdaderos paraísos fiscales. No solo el Reino Unido los tiene (Gibraltar, las islas del Canal de la Mancha…) sino que en países como Luxemburgo o Austria sus bancos funcionan con cuentas cifradas u opacas y se niegan rotundamente a que haya transparencia en los mismos.
¿Qué importa decir que los desahuciados son como los nazis o totalitarios, si a fin de cuentas son los “desechos” o los sobrantes de esta sociedad? Y es que si hay que hundirles aún más no importa. A fin de cuentas son tan pobres que, parece ser, sus niños no se enteran nada de lo que les pasa, que son inmunes a las desgracias… No ocurre lo mismo con los niños de los ricos, ya que los pobrecitos se angustian cuando ven a “perroflautas”, según la terminología de sus papis, cuando se acercan a perturbar la paz y la tranquilidad de su querido hogar.
Y es que los “tiburones”, los dueños del poder económico, los beneficiarios en las crisis, se han adueñado también del poder político. Su voracidad es insaciable. Se lo comen todo. Lo quieren todo. Renuevan constantemente sus colmillos. Y seguirán atacando y acosando a la población mientras se muestre atemorizada e indefensa y no haga frente colectivamente a sus amenazas.
Posdata: El Colegio de Arquitectos de Barcelona y Federico Mayor Zaragoza, quien fuera director general de la Unesco y actual presidente de la Fundación Cultura de Paz, han propuesto a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca para el próximo Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Es una campaña que todos deberíamos apoyar con nuestras firmas, ya que, a pesar de todo, hay iniciativas que nos recuerdan que la solidaridad y el apoyo a los más débiles todavía existe.
Si lo desea, puede compartir este contenido: En esta ocasión vamos a hablar de un dibujante e ilustrador de nuestro país: Andrés Rábago García, que ha sido conocido a través de sus seudónimos, aunque en los últimos tiempos utiliza su verdadero nombre para los trabajos de pintura. Rábago inicialmente se dio a conocer con el de OPS, aunque, en la actualidad, firma con el de El Roto.
Para los que lo conocemos desde que sus viñetas aparecieran en la lejana revista Hermano Lobo firmadas como OPS, rápidamente nos son familiares las que ahora realiza con la de El Roto, pues la técnica ha sufrido muy pocos cambios, ya que sus personajes, bastante rígidos, están trazados con cierta rusticidad, en blanco y negro, puesto que en su intención había, inicialmente, una predominancia hacia el extraño significado de sus figuras; mientras que ahora la mayor intencionalidad se encuentra en la frase que les acompañan.
Y es que sus viñetas no están ejecutadas para provocar la risa en el espectador, sino que a través de ellas busca la reflexión y la denuncia a partir de unas frases con gran capacidad de penetración en la realidad que nos envuelve, ya que a veces parecen verdaderas radiografías de una sociedad en la que la injusticia, la explotación, el cinismo, la falta de escrúpulos o el afán de poder y de lucro configuran el auténtico rostro de las clases dominantes.
Para que veamos una breve colección de El Roto, me he permitido seleccionar seis viñetas en este primer artículo y que han aparecido en su último libro titulado Viñetas para una crisis. Como es habitual en este autor, todas están realizadas en formato cuadrado. Por mi parte, las acompaño de algún comentario que realizo como complemento a unas imágenes que ya de por sí hablan solas.
En el discurso de los representantes o portavoces de las clases dominantes aparece de manera reiterada que “todos somos responsables” de la situación a la que se ha llegado, ocultando que la crisis ha empobrecido a la mayoría de la población, llegando a la exclusión social de amplios sectores, al tiempo que otros se han enriquecido con las reducciones salariales y de las pensiones, así como de una reforma laboral que no ha hecho otra cosa que incrementar el enorme paro de nuestro país. De este modo se entiende el brindis “¡Por otra crisis como esta!” con el que esos dos siniestros personajes se felicitan.
El culto y la devoción por el dinero es el principio moral que rige a quienes explotan a la población trabajadora. Para entender la frase que acompaña a la segunda viñeta hay que recordar el Principio de Arquímedes que nos dice: “Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja”.
De ahí el cinismo del personaje de la viñeta que nos apunta que el empuje o ascenso social viene acompañado de la degradación moral, directamente relacionada con la cantidad de dinero que “desalojan” o defraudan a la Hacienda pública.
“Desde los yates se elevaban voces airadas reclamando más recortes sociales…”. Qué gran verdad llamar a las cosas por su nombre: tras la palabra “ajustes” que, cada dos por tres nos repiten, ya todos entendemos que se refieren a recortes de derechos laborales, salariales, sociales... Y es que en boca de los miembros del Gobierno nunca se ha oído la palabra recorte; se han convertidos en verdaderos artistas en tergiversar la realidad, utilizando un lenguaje cargado de eufemismos de todo tipo.
No hace mucho, en el comienzo de la crisis, algunos dirigentes de la Unión Europea hablaban de “refundar el capitalismo” para hacerlo “más humano”. Y una de las medidas que planteaban era la de acabar con los paraísos fiscales. Pero esto les duró muy poco tiempo. Pronto se dieron cuenta que no se puede entender la economía capitalista actual sin sus existencias.
Y lo más curioso es que algunos países de la propia Unión Europea son o tienen islas que son verdaderos paraísos fiscales. No solo el Reino Unido los tiene (Gibraltar, las islas del Canal de la Mancha…) sino que en países como Luxemburgo o Austria sus bancos funcionan con cuentas cifradas u opacas y se niegan rotundamente a que haya transparencia en los mismos.
¿Qué importa decir que los desahuciados son como los nazis o totalitarios, si a fin de cuentas son los “desechos” o los sobrantes de esta sociedad? Y es que si hay que hundirles aún más no importa. A fin de cuentas son tan pobres que, parece ser, sus niños no se enteran nada de lo que les pasa, que son inmunes a las desgracias… No ocurre lo mismo con los niños de los ricos, ya que los pobrecitos se angustian cuando ven a “perroflautas”, según la terminología de sus papis, cuando se acercan a perturbar la paz y la tranquilidad de su querido hogar.
Y es que los “tiburones”, los dueños del poder económico, los beneficiarios en las crisis, se han adueñado también del poder político. Su voracidad es insaciable. Se lo comen todo. Lo quieren todo. Renuevan constantemente sus colmillos. Y seguirán atacando y acosando a la población mientras se muestre atemorizada e indefensa y no haga frente colectivamente a sus amenazas.
Posdata: El Colegio de Arquitectos de Barcelona y Federico Mayor Zaragoza, quien fuera director general de la Unesco y actual presidente de la Fundación Cultura de Paz, han propuesto a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca para el próximo Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Es una campaña que todos deberíamos apoyar con nuestras firmas, ya que, a pesar de todo, hay iniciativas que nos recuerdan que la solidaridad y el apoyo a los más débiles todavía existe.
AURELIANO SÁINZ
