La moda por reducir el tamaño de los aparatos electrónicos no es tan actual como a priori pueda parecer. Los televisores de plasma, móviles cada vez más compactos empezaron a inventarse a mediados de los noventa. No se trata pues de setas que surjan de un año para otro. En pleno auge de la innovación tecnológica reduccionista, hubo una auténtica revolución de bolsillo, que conmovió a medio mundo –y tres cuartos también-: los Pocket Monsters. Si no os suenan, tranquilos, se trata de los Pokémon.
En España, no hablar o jugar a Pokémon entre los años 1999-2001 te convertía directamente, sin posibilidad de mediar palabra, en el excluido del recreo. Ash Ketchup y Pikachu eran los personajes del momento. Los niños no querían ir ya a Disneyland París: cambiaron sus preferencias turísticas por Pueblo Paleta, lugar del cual se partía en pos de llegar a ser un Maestro Pokémon.
La primera entrega de la saga, Pokémon Rojo o Azul, dividida en dos cartuchos puesto que cada uno tenía unos monstruos que el otro no tenía, incitándose así al intercambio entre amigos, vendió la friolera de 31 millones de copias en todo el mundo, siendo la entrega con mayores ventas de todos los juegos que han salido bajo este título. ¿Se entiende, ahora con cifras, la explosión que supuso?
Hablamos, no obstante, de hace más de diez años. ¿Qué hay de Pokémon en la actualidad? Los entrenadores y sus criaturas han tenido su entrega en cada una de las portátiles que Nintendo ha ido sacando al mercado, sumándole en cada una nuevas posibilidades de juego, mayor profundización en el estilo del combate pero sobre todo, y ante todo, se ha acrecentado la cifra de bichos disponibles para cazar: con la última entrega, Pokémon Blanco/Negro 2, se han de capturar a 649 especies distintas. No queda otra opción más que reírse de aquel “Hazte con todos”.
Con el fluir de los años los padres de Pokémon, Game Freak, han ido consolidando y dando forma a una de las mejores bazas de Nintendo en lo que a obtener ingresos se refiere. El título principal que menos ha vendido a lo largo de su trayectoria ha sido Pokémon Cristal, con seis millones. Casi nada. De todos modos, se lo han ganado a pulso con las mejoras y añadidos ya citados que se han ido incorporando. Por otro lado, si algo ha quedado claro, es que el estudio se ha dormido en los laureles.
Pokémon tiene varias carencias sustanciales que sus creadores no logran redimir. Nada que ver, por otra parte, con las superfluas críticas que suelen recibir las nuevas entregas por parte de los fans nostálgicos –estos especímenes sí que son Pokémon raros que obtener- o de aquellos que no han profundizado en las mecánicas de este videojuego.
Toca defender el frente que sus detractores criticar más gratuitamente: la jugabilidad. Puede decirse sin miedo a titubear, que esta saga es uno de los RPG –rol playing-game o juego de combate por turnos- con mayor profundidad que existe. La potencia de cada ataque, la naturaleza y tipología de los Pokémon, sus estadísticas propias, hacen que uno tipo Agua tenga desventaja clara sobre uno Hoja, pero si usa un ataque Hielo las tornas se vuelquen a favor del primero. Esto y mucho más, como los ataques Huevo o los puntos EV´s hacen de su sistema algo bastante complejo.
Otros denuestan la originalidad del diseño de las criaturas. En líneas generales, cierto es que se ha bajado algún peldaño, que algunos aspectos ya no son tan atractivos como antaño. Combee no es más que un panal; Rubish, una bolsa de basura; y Bouffalant es tremendamente parecido a Tauros de la primera generación.
Pese a todo, no nos engañemos, en los primeros juegos también había Pokémon poco agraciados, pero al no tener otras entregas con las que comparar, todos se conformaban. ¿Nadie recuerda la originalidad de Magnemite, que su evolución eran tres juntos, al igual que Diglett y Dugtrio? ¿Que Persian era un gato persa tal cual y que había una masa rosa con ojos llamada Ditto?
Definitivamente, por esos derroteros no anda el problema de Game Freak. El primero que tienen es aquel que no ven, puesto que usan como su mejor baza: el número de sus creaciones. Cuando eran 151 resultaba relativamente fácil atraparlos. Con el número actual más los que están por llegar en la sexta etapa con Pokémon X/Y para 3DS va a ser imposible.
Otro asunto es ya la irrisoria cantidad de Pokémon legendarios que hay. Se suponen que son de leyenda, pero ya hay más de 15 en total. Pero el auténtico tumor de su ópera prima se encuentra en el trasfondo de la saga: es nulo. Casi todos los juegos han tenido una historia que ha rozado lo anodino. Pese a haberse aumentado el nivel narrativo en las dos últimas entregas, el juego se basa en vencer a los malos, conseguir las ocho medallas, derrotar al Alto Mando y entrenar.
Las posibilidades que se añaden, como Pokéwood, no son más que minijuegos que no trascienden más allá del divertimento ocasional. Cuando se juega a más de tres títulos de la franquicia, se tiene una profunda sensación de hastío: la aventura, revestida con el papel decorativo que se antoje, sigue ofreciendo lo mismo siempre.
Una versión para sobremesa que posibilite ser entrenador, enfermero o líder de gimnasio, aumentaría la diversión y la rejugabilidad del título. También se podría hacer un spin-off más variado que los Ranger o Mundo Misterioso, uno que permitiera manejar a los especímenes en tiempo real, que pulsar un botón implique un ataque directo sin necesidad de turnos, al más puro estilo Kingdom Hearts.
Se deduce de todo lo comentado que Pokémon no ha evolucionado realmente desde sus orígenes. Se ha perfeccionado, pulido, pero los añadidos jugables reales que no influyan directamente en los combates, no son más que refritos muy bien decorados. ¿Torre Batalla algo nuevo, que no es más que combatir de corrido? ¿Las Bases Secretas de Diamante/Perla, que son una versión mejorada de Rubí/Zafiro? No me hagáis reír.
De todos modos, no es justo pedirle a la compañía que cambie su política. ¿Para qué? Haciendo un sistema medianamente calcado generación tras generación, obtienen ingresos millonarios y sabemos que cuando algo funciona, mejor dejarlo como está.
No obstante, en un claro gesto herético, le pediré para siempre a Game Freak que cambie de mentalidad, aunque mi deseo sea inconcebible. ¿Quién sabe? Igual hasta logran un juego que cause tanta expectación como Rojo/Azul. Anda, quitaos de la Bolsa esa Piedraeterna que os impide evolucionar. Espero que, llegado ese día, no le deis al botón B en el último momento.
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La primera entrega de la saga, Pokémon Rojo o Azul, dividida en dos cartuchos puesto que cada uno tenía unos monstruos que el otro no tenía, incitándose así al intercambio entre amigos, vendió la friolera de 31 millones de copias en todo el mundo, siendo la entrega con mayores ventas de todos los juegos que han salido bajo este título. ¿Se entiende, ahora con cifras, la explosión que supuso?
Hablamos, no obstante, de hace más de diez años. ¿Qué hay de Pokémon en la actualidad? Los entrenadores y sus criaturas han tenido su entrega en cada una de las portátiles que Nintendo ha ido sacando al mercado, sumándole en cada una nuevas posibilidades de juego, mayor profundización en el estilo del combate pero sobre todo, y ante todo, se ha acrecentado la cifra de bichos disponibles para cazar: con la última entrega, Pokémon Blanco/Negro 2, se han de capturar a 649 especies distintas. No queda otra opción más que reírse de aquel “Hazte con todos”.
Con el fluir de los años los padres de Pokémon, Game Freak, han ido consolidando y dando forma a una de las mejores bazas de Nintendo en lo que a obtener ingresos se refiere. El título principal que menos ha vendido a lo largo de su trayectoria ha sido Pokémon Cristal, con seis millones. Casi nada. De todos modos, se lo han ganado a pulso con las mejoras y añadidos ya citados que se han ido incorporando. Por otro lado, si algo ha quedado claro, es que el estudio se ha dormido en los laureles.
Pokémon tiene varias carencias sustanciales que sus creadores no logran redimir. Nada que ver, por otra parte, con las superfluas críticas que suelen recibir las nuevas entregas por parte de los fans nostálgicos –estos especímenes sí que son Pokémon raros que obtener- o de aquellos que no han profundizado en las mecánicas de este videojuego.
Toca defender el frente que sus detractores criticar más gratuitamente: la jugabilidad. Puede decirse sin miedo a titubear, que esta saga es uno de los RPG –rol playing-game o juego de combate por turnos- con mayor profundidad que existe. La potencia de cada ataque, la naturaleza y tipología de los Pokémon, sus estadísticas propias, hacen que uno tipo Agua tenga desventaja clara sobre uno Hoja, pero si usa un ataque Hielo las tornas se vuelquen a favor del primero. Esto y mucho más, como los ataques Huevo o los puntos EV´s hacen de su sistema algo bastante complejo.
Otros denuestan la originalidad del diseño de las criaturas. En líneas generales, cierto es que se ha bajado algún peldaño, que algunos aspectos ya no son tan atractivos como antaño. Combee no es más que un panal; Rubish, una bolsa de basura; y Bouffalant es tremendamente parecido a Tauros de la primera generación.
Pese a todo, no nos engañemos, en los primeros juegos también había Pokémon poco agraciados, pero al no tener otras entregas con las que comparar, todos se conformaban. ¿Nadie recuerda la originalidad de Magnemite, que su evolución eran tres juntos, al igual que Diglett y Dugtrio? ¿Que Persian era un gato persa tal cual y que había una masa rosa con ojos llamada Ditto?
Definitivamente, por esos derroteros no anda el problema de Game Freak. El primero que tienen es aquel que no ven, puesto que usan como su mejor baza: el número de sus creaciones. Cuando eran 151 resultaba relativamente fácil atraparlos. Con el número actual más los que están por llegar en la sexta etapa con Pokémon X/Y para 3DS va a ser imposible.
Otro asunto es ya la irrisoria cantidad de Pokémon legendarios que hay. Se suponen que son de leyenda, pero ya hay más de 15 en total. Pero el auténtico tumor de su ópera prima se encuentra en el trasfondo de la saga: es nulo. Casi todos los juegos han tenido una historia que ha rozado lo anodino. Pese a haberse aumentado el nivel narrativo en las dos últimas entregas, el juego se basa en vencer a los malos, conseguir las ocho medallas, derrotar al Alto Mando y entrenar.
Las posibilidades que se añaden, como Pokéwood, no son más que minijuegos que no trascienden más allá del divertimento ocasional. Cuando se juega a más de tres títulos de la franquicia, se tiene una profunda sensación de hastío: la aventura, revestida con el papel decorativo que se antoje, sigue ofreciendo lo mismo siempre.
Una versión para sobremesa que posibilite ser entrenador, enfermero o líder de gimnasio, aumentaría la diversión y la rejugabilidad del título. También se podría hacer un spin-off más variado que los Ranger o Mundo Misterioso, uno que permitiera manejar a los especímenes en tiempo real, que pulsar un botón implique un ataque directo sin necesidad de turnos, al más puro estilo Kingdom Hearts.
Se deduce de todo lo comentado que Pokémon no ha evolucionado realmente desde sus orígenes. Se ha perfeccionado, pulido, pero los añadidos jugables reales que no influyan directamente en los combates, no son más que refritos muy bien decorados. ¿Torre Batalla algo nuevo, que no es más que combatir de corrido? ¿Las Bases Secretas de Diamante/Perla, que son una versión mejorada de Rubí/Zafiro? No me hagáis reír.
De todos modos, no es justo pedirle a la compañía que cambie su política. ¿Para qué? Haciendo un sistema medianamente calcado generación tras generación, obtienen ingresos millonarios y sabemos que cuando algo funciona, mejor dejarlo como está.
No obstante, en un claro gesto herético, le pediré para siempre a Game Freak que cambie de mentalidad, aunque mi deseo sea inconcebible. ¿Quién sabe? Igual hasta logran un juego que cause tanta expectación como Rojo/Azul. Anda, quitaos de la Bolsa esa Piedraeterna que os impide evolucionar. Espero que, llegado ese día, no le deis al botón B en el último momento.
SALVADOR BELIZÓN / REDACCIÓN