Para Noam Chomsky, el cerebro humano es, al nacer, como una tabla rasa: en ella podemos escribir cualquier cosa. Aplicada al lenguaje, esta teoría estipula que durante los primeros años de vida estamos preparados cerebralmente para aprender cualquier clase de lengua humana, de modo que el aprendizaje de la materna no es sino una limitación de nuestro campo de expresión al uso de una serie de normas y caracteres lingüísticos específicos.
Realmente todos somos todo en potencia, pero a lo largo de nuestra vida sacrificamos al arquitecto constructor de la primera catedral de cristal que llevamos dentro, al descubridor de la cura definitiva contra el cáncer o al futbolista que habría de darle a España su tercer mundial por ser exactamente lo que somos mientras leemos estas líneas de alguien que dejó absolutamente todo lo que podría haber sido por ser el autor de, precisamente, las palabras que lee en este momento.
Él, sin embargo, sabía que podría haber cambiado el mundo inventando aquel paraguas sin manos que evitaba, de paso, que los zapatos y los bajos de los pantalones se mojaran al andar los días de lluvia, o que la redacción de aquella obra que sucediera a El Capital como alternativa intelectual al sistema de producción capitalista habría de engrosar su cuenta corriente mucho más que cualquier dinero recibido de alguna manera fraudulenta inimaginable. Pero, a pesar de todo, decidió ser Mariano Rajoy Brey y que todos sufriéramos las consecuencias. Quién sabe, quizás usted eligió votarle.
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Él, sin embargo, sabía que podría haber cambiado el mundo inventando aquel paraguas sin manos que evitaba, de paso, que los zapatos y los bajos de los pantalones se mojaran al andar los días de lluvia, o que la redacción de aquella obra que sucediera a El Capital como alternativa intelectual al sistema de producción capitalista habría de engrosar su cuenta corriente mucho más que cualquier dinero recibido de alguna manera fraudulenta inimaginable. Pero, a pesar de todo, decidió ser Mariano Rajoy Brey y que todos sufriéramos las consecuencias. Quién sabe, quizás usted eligió votarle.
PABLO POÓ