Entre los logros más nefastos del año que concluyó se encuentra el haber convencido a gran parte de la población española de que el Estado del Bienestar era insostenible económicamente, tupida cortina humo que, realmente, enmascara la incapacidad manifiesta de gestionar los servicios públicos con el dinero de los ciudadanos.
Pero ya es tarde para eso, con el discurso instaurado de que el Estado del Bienestar sólo es viable económicamente si se paga por duplicado, en este 2013 la línea de trincheras avanzará un paso más en esta guerra en la que los únicos que perdemos somos los ciudadanos de una clase media abocada estrepitosamente hacia su desaparición: los servicios públicos han de ser gestionados de manera privada, única alternativa posible al despilfarro que nos ha llevado donde estamos.
Los meses pasarán, uno tras otro, pero el discurso se verá inalterado, vociferado a los cuatro vientos desde el lobby mediático y reforzado, esporádicamente, desde algún que otro señalado púlpito urbi et orbe.
Mientras tanto, la masa, alienada hasta las trancas, seguirá siendo machacada con recortes de prestaciones, aumento de jornadas de trabajo, modulaciones de derechos y demás prebendas de estas políticas neomedievales que nos están llevando al abismo: aumentar el consumo reduciendo el poder adquisitivo. De locos.
Es posible (quién sabe nada con un Gobierno que dice una cosa y hace la contraria) que hasta llegue por fin el rescate económico europeo, ese cuyas contraprestaciones ya estamos sufriendo, pero que del dinero, oiga, no vemos ni un euro.
Sin embargo, no se engañen, Europa podrá rescatarnos como país, pero no salvarnos de nosotros mismos, que somos quienes elegimos a nuestros políticos. Con todo y con esto, feliz 2013. Sean críticos, analicen las cosas, piensen por sí mismos. Sólo así conseguirán ser un poquito más libres.
Pero ya es tarde para eso, con el discurso instaurado de que el Estado del Bienestar sólo es viable económicamente si se paga por duplicado, en este 2013 la línea de trincheras avanzará un paso más en esta guerra en la que los únicos que perdemos somos los ciudadanos de una clase media abocada estrepitosamente hacia su desaparición: los servicios públicos han de ser gestionados de manera privada, única alternativa posible al despilfarro que nos ha llevado donde estamos.
Los meses pasarán, uno tras otro, pero el discurso se verá inalterado, vociferado a los cuatro vientos desde el lobby mediático y reforzado, esporádicamente, desde algún que otro señalado púlpito urbi et orbe.
Mientras tanto, la masa, alienada hasta las trancas, seguirá siendo machacada con recortes de prestaciones, aumento de jornadas de trabajo, modulaciones de derechos y demás prebendas de estas políticas neomedievales que nos están llevando al abismo: aumentar el consumo reduciendo el poder adquisitivo. De locos.
Es posible (quién sabe nada con un Gobierno que dice una cosa y hace la contraria) que hasta llegue por fin el rescate económico europeo, ese cuyas contraprestaciones ya estamos sufriendo, pero que del dinero, oiga, no vemos ni un euro.
Sin embargo, no se engañen, Europa podrá rescatarnos como país, pero no salvarnos de nosotros mismos, que somos quienes elegimos a nuestros políticos. Con todo y con esto, feliz 2013. Sean críticos, analicen las cosas, piensen por sí mismos. Sólo así conseguirán ser un poquito más libres.
PABLO POÓ