¿Corregir es de sabios o los realmente sabios son quienes evitan cometer errores que corregir? Les hago la pregunta porque leo que el ministro de Industria, José Manuel Soria, ha corregido el monumental error que representaba incrementar progresivamente el recibo de la luz en función de que en cada hogar se superasen unos determinados tramos de consumo.
Las críticas le han venido, fundamentalmente, de la Comisión Nacional de la Energía, pero toda la sociedad española era consciente de que tener que abonar un nuevo peaje en un producto con un marcado contenido social, representaría apretar aún más unas clavijas –en este caso, las eléctricas- que ya vienen soportando demasiada tensión.
Sin ir más lejos, me situaba en mi propio caso: somos dos de familia, al tener a mis hijas casadas o emancipadas. Pero, de pronto, vemos incrementado durante un tiempo este número en siete personas más –cinco de ellas niños- al convivir con nosotros una de mis hijas, con toda su familia.
Con el plan aprobado por Soria, el lógico incremento de consumo de luz, derivado del incremento de personas consumiendo, originaría que una serie de kilovatios me fuesen facturados a un precio, otros a otro y, posiblemente, unos terceros a un coste más elevado aún. Eso teniendo en cuenta el número de personas consumidoras de energía eléctrica.
Pero es que desde el Ministerio de Industria no se ha considerado, tampoco, la cualidad de los consumidores, que hace que, dependiendo del tipo de estructura familiar, se necesite de un mayor o menor consumo energético, aspecto no valorable con los criterios que acaban de suspenderse.
De acuerdo que, como dice el ministro canario, lo prioritario es el déficit público y el propio déficit tarifario al que en los últimos recibos hemos debido hacer frente, pero lo justo, lo realmente justo, no se establece en la generalización de las medidas sino en establecer criterios razonables y sociales de aplicación que, en este caso, no se habían tenido en cuenta.
Hemos de ahorrar energía, es cierto, y hemos de sensibilizar a la población en la necesidad de un consumo responsable, pero de ahí a penalizar a un tipo de organizaciones familiares en detrimento de otras por el simple hecho de su composición numérica o cualitativa creo que existe un salto que no debiera haber dado para no tener que soportar ahora la fractura de su iniciativa.
Ha anunciado José Manuel Soria que se está trabajando en elaborar un nuevo método por el que aplicar la progresividad en las facturas que desde el Ministerio se busca. Confiemos que en esta ocasión no tenga que rectificar la medida, porque, aunque ahora le concedamos el beneficio de la duda, no nos quedaría más remedio que tildarlo de "torpe".
Las críticas le han venido, fundamentalmente, de la Comisión Nacional de la Energía, pero toda la sociedad española era consciente de que tener que abonar un nuevo peaje en un producto con un marcado contenido social, representaría apretar aún más unas clavijas –en este caso, las eléctricas- que ya vienen soportando demasiada tensión.
Sin ir más lejos, me situaba en mi propio caso: somos dos de familia, al tener a mis hijas casadas o emancipadas. Pero, de pronto, vemos incrementado durante un tiempo este número en siete personas más –cinco de ellas niños- al convivir con nosotros una de mis hijas, con toda su familia.
Con el plan aprobado por Soria, el lógico incremento de consumo de luz, derivado del incremento de personas consumiendo, originaría que una serie de kilovatios me fuesen facturados a un precio, otros a otro y, posiblemente, unos terceros a un coste más elevado aún. Eso teniendo en cuenta el número de personas consumidoras de energía eléctrica.
Pero es que desde el Ministerio de Industria no se ha considerado, tampoco, la cualidad de los consumidores, que hace que, dependiendo del tipo de estructura familiar, se necesite de un mayor o menor consumo energético, aspecto no valorable con los criterios que acaban de suspenderse.
De acuerdo que, como dice el ministro canario, lo prioritario es el déficit público y el propio déficit tarifario al que en los últimos recibos hemos debido hacer frente, pero lo justo, lo realmente justo, no se establece en la generalización de las medidas sino en establecer criterios razonables y sociales de aplicación que, en este caso, no se habían tenido en cuenta.
Hemos de ahorrar energía, es cierto, y hemos de sensibilizar a la población en la necesidad de un consumo responsable, pero de ahí a penalizar a un tipo de organizaciones familiares en detrimento de otras por el simple hecho de su composición numérica o cualitativa creo que existe un salto que no debiera haber dado para no tener que soportar ahora la fractura de su iniciativa.
Ha anunciado José Manuel Soria que se está trabajando en elaborar un nuevo método por el que aplicar la progresividad en las facturas que desde el Ministerio se busca. Confiemos que en esta ocasión no tenga que rectificar la medida, porque, aunque ahora le concedamos el beneficio de la duda, no nos quedaría más remedio que tildarlo de "torpe".
ENRIQUE BELLIDO
