Hace una semana tuvo lugar en Sevilla uno de los eventos más esperados para el público otaku y aficionado a los videojuegos: el Mangafest. Anunciado hace meses en su página web y en redes sociales, el evento prometía algo nuevo e interesante, por lo que muchos aficionados depositaron sus expectativas en él. Y, en efecto, el fin de semana pasado el público vio recompensada la espera: Mangafest se convirtió en digno representante de eventos de este estilo en Sevilla.
La entrada no era gratuita y, para mayor comodidad, constaba de una buena variedad de tipos de pases, ya fuera por grupo, por familia, para varios días y/o con comida, que podían ajustarse a los gustos de los asistentes. También disponían de la posibilidad de la compra online, lo que daba acceso a una entrada más rápida y a un tomo de cómic gratuito, junto con una bebida energética.
El evento realizado en FIBES, el Palacio de Congresos de Sevilla, se desplegaba sobre un espacio de 70.000 metros cuadrados en los que se repartían las diversas áreas con las que contaba el Mangafest. Un sitio cómodo y amplio por el que moverse sin problemas.
Como es común en este tipo de eventos, se pudo disfrutar de dos escenarios: uno dedicado a los grandes concursos como Cosplay, Para para –baile- o Karaoke y otro más pequeño para los aficionados al pop asiático.
Por lo que respecta a la zona de puestos del Mangafest, en primer lugar encontrábamos una amplia zona de tiendas en las que comprar todo tipo de merchandising: desde figuritas, llaveros, chapas o mangas hasta almohadas y videojuegos. Todo un despliegue de productos para los más derrochadores, con alguna que otra oferta interesante, además de puestos caseros en los que se vendían productos hechos a mano.
Después de la zona de stands, encontrábamos una de las partes más novedosas y mejor organizadas: la ludoteca, lugar dispuesto con varias mesas en las que, entregando el carné de identidad, optabas de manera gratuita a una oferta amplia de juegos de mesa. Todo ello, sin límites de tiempo y con un asistente encargado de enseñar las reglas de los juegos al público.
Al fondo del salón se encontraba la zona de videojuegos. Una gran gama de consolas de todo tipo, desde la Playstation 3 hasta la PSvita, con los juegos más novedosos y un área Arcade en la que estaban habilitados juegos como The House of dead.
Pero lo que, sin lugar a dudas, destacó de esta zona fue la organización. Los encargados de cada área hacían ágil la participación de los asistentes, controlando el tiempo de partida, sin que se formaran grandes colas, por lo que se podían probar todos los videojuegos disponibles.
A parte de eso, el Mangafest contaba con una gran variedad de talleres como el de Go –un juego de estrategia oriental-, Teru teru, la realización de un muñeco contra la lluvia, papiroflexia, además de un taller para aprender el idioma japonés o el coreano, entre otras muchas actividades.
Otra parte destacable del evento fue la zona de comidas. En este caso, además del típico ramen, se podía disfrutar de pizza, dorayakis caseros, sopa de miso e, incluso, sushi preparado al instante a un módico precio. Todo ello, junto con una oferta suculenta de bollería casera, chucherías, chocolate y batidos japoneses para paladares curiosos. Toda una novedad.
El evento se aderezó también con espectáculos de Karate en el escenario y una impresionante muestra de manejo de katana, además de exposiciones de cosplay o cuidados de bonsai.
Otros puntos fuertes del Mangafest fueron los camerinos para los cosplayers, muy útiles, en los que se ofrecían sets de costura para imprevistos y consigna para dejar bolsos, chaquetones y bártulos. Además de todo ello, fue destacable la organización óptima, sin largas esperas, ni empujones. La amabilidad y la atención prestada por el personal a los asistentes también fue notable, fomentando así un buen ambiente.
En resumen, los organizadores del Mangafest cumplieron su cometido, convirtiendo el evento en todo un éxito de público. La capital hispalense puede estar orgullosa, ya que tiene un evento más que digno.
La entrada no era gratuita y, para mayor comodidad, constaba de una buena variedad de tipos de pases, ya fuera por grupo, por familia, para varios días y/o con comida, que podían ajustarse a los gustos de los asistentes. También disponían de la posibilidad de la compra online, lo que daba acceso a una entrada más rápida y a un tomo de cómic gratuito, junto con una bebida energética.
El evento realizado en FIBES, el Palacio de Congresos de Sevilla, se desplegaba sobre un espacio de 70.000 metros cuadrados en los que se repartían las diversas áreas con las que contaba el Mangafest. Un sitio cómodo y amplio por el que moverse sin problemas.
Como es común en este tipo de eventos, se pudo disfrutar de dos escenarios: uno dedicado a los grandes concursos como Cosplay, Para para –baile- o Karaoke y otro más pequeño para los aficionados al pop asiático.
Por lo que respecta a la zona de puestos del Mangafest, en primer lugar encontrábamos una amplia zona de tiendas en las que comprar todo tipo de merchandising: desde figuritas, llaveros, chapas o mangas hasta almohadas y videojuegos. Todo un despliegue de productos para los más derrochadores, con alguna que otra oferta interesante, además de puestos caseros en los que se vendían productos hechos a mano.
Después de la zona de stands, encontrábamos una de las partes más novedosas y mejor organizadas: la ludoteca, lugar dispuesto con varias mesas en las que, entregando el carné de identidad, optabas de manera gratuita a una oferta amplia de juegos de mesa. Todo ello, sin límites de tiempo y con un asistente encargado de enseñar las reglas de los juegos al público.
Al fondo del salón se encontraba la zona de videojuegos. Una gran gama de consolas de todo tipo, desde la Playstation 3 hasta la PSvita, con los juegos más novedosos y un área Arcade en la que estaban habilitados juegos como The House of dead.
Pero lo que, sin lugar a dudas, destacó de esta zona fue la organización. Los encargados de cada área hacían ágil la participación de los asistentes, controlando el tiempo de partida, sin que se formaran grandes colas, por lo que se podían probar todos los videojuegos disponibles.
A parte de eso, el Mangafest contaba con una gran variedad de talleres como el de Go –un juego de estrategia oriental-, Teru teru, la realización de un muñeco contra la lluvia, papiroflexia, además de un taller para aprender el idioma japonés o el coreano, entre otras muchas actividades.
Otra parte destacable del evento fue la zona de comidas. En este caso, además del típico ramen, se podía disfrutar de pizza, dorayakis caseros, sopa de miso e, incluso, sushi preparado al instante a un módico precio. Todo ello, junto con una oferta suculenta de bollería casera, chucherías, chocolate y batidos japoneses para paladares curiosos. Toda una novedad.
El evento se aderezó también con espectáculos de Karate en el escenario y una impresionante muestra de manejo de katana, además de exposiciones de cosplay o cuidados de bonsai.
Otros puntos fuertes del Mangafest fueron los camerinos para los cosplayers, muy útiles, en los que se ofrecían sets de costura para imprevistos y consigna para dejar bolsos, chaquetones y bártulos. Además de todo ello, fue destacable la organización óptima, sin largas esperas, ni empujones. La amabilidad y la atención prestada por el personal a los asistentes también fue notable, fomentando así un buen ambiente.
En resumen, los organizadores del Mangafest cumplieron su cometido, convirtiendo el evento en todo un éxito de público. La capital hispalense puede estar orgullosa, ya que tiene un evento más que digno.
SARA B. PATRÓN / REDACCIÓN