He de confesar que prefiero, por lo general, leer libros escritos por mujeres. Será por empatía o, quizás, porque mi mundo familiar es un mundo femenino, pero el caso es que siempre termino comprando algún libro nuevo de alguna autora desconocida para mí. Sin embargo, en esta ocasión les quiero recomendar un libro maravillosamente escrito por un escritor masculino, con una portada que invita a sumergirse en el mundo de Sarah Avenzoar.
La última noche, de Francisco Gallardo, ha sido galardonado con el Premio de Novela Histórica del Ateneo de Sevilla y va ya por su segunda edición. Para mí, que un escritor o un libro tengan un premio no es determinante para entrar en su mundo.
¿Por qué empezar con este libro? Sensibilidad: el libro transpira sensibilidad. La sensibilidad de una mujer que refleja en su diario las limitaciones que su condición de fémina imponen a su verdadera vocación, en un imperio almohade de luchas y palacios.
Palabras que salen de la boca de una mujer, escritas por un hombre sin ninguna clase de impostura. Si no conoces al autor a priori, no dudarías de que el libro lo haya escrito una mujer.
Todo esto está aderezado con un lenguaje poético, que recuerda aquellos escritos árabes, dónde la elección de las palabras a la hora de redactar un texto, era tan importante como el fondo de lo que se quisiera contar. En un momento actual donde hay bastante literatura plana, este libro es un soplo de aire primaveral repleto de perfume de azahar.
La última noche, de Francisco Gallardo, ha sido galardonado con el Premio de Novela Histórica del Ateneo de Sevilla y va ya por su segunda edición. Para mí, que un escritor o un libro tengan un premio no es determinante para entrar en su mundo.
¿Por qué empezar con este libro? Sensibilidad: el libro transpira sensibilidad. La sensibilidad de una mujer que refleja en su diario las limitaciones que su condición de fémina imponen a su verdadera vocación, en un imperio almohade de luchas y palacios.
Palabras que salen de la boca de una mujer, escritas por un hombre sin ninguna clase de impostura. Si no conoces al autor a priori, no dudarías de que el libro lo haya escrito una mujer.
Todo esto está aderezado con un lenguaje poético, que recuerda aquellos escritos árabes, dónde la elección de las palabras a la hora de redactar un texto, era tan importante como el fondo de lo que se quisiera contar. En un momento actual donde hay bastante literatura plana, este libro es un soplo de aire primaveral repleto de perfume de azahar.
MARÍA JESÚS SÁNCHEZ A. / REDACCIÓN