Una de las pocas cosas de las que podemos estar seguros los ciudadanitos de este tiempo que nos ha tocado vivir (aparte de que si el banco te quita la casa vas a tener que seguir pagándola desde debajo del puente), es que la política lo abarca absolutamente todo. Y lo hace hasta límites que rozan el más completo absurdo.
Así las cosas, asistimos impertérritos a la expansión de la práctica del Ruedamolinismo, de la que somos víctimas tanto usted como yo. Esta técnica consiste en la difusión de eslóganes infumables a través de los medios de comunicación que, si cuelan bien y, si no, da igual, ya mandarán otro eslogan dentro de unos días que se nos indigeste menos.
Los ruedamolinenses parten de la premisa de que el ciudadano de a pie carece de capacidad para el razonamiento pero goza, como contrapartida, de un diámetro bucal extraodinario.
A estas alturas, estarán ya acostumbrados a escuchar a diario a los políticos decir que "la Sanidad es gratuita", aunque se pague con los impuestos y se repague en la farmacia; que "las nuevas tasas judiciales provocarán un acceso más universal de los ciudadanos a la Justicia" y que "una reforma laboral que fomenta el despido sin bonificar la contratación rebajará las tasas de paro". Ruedamolinismo puro y duro.
La última y más reciente ruedamolinada ha sido el premio que la Confederación Española de Asociaciones de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (Colega) ha entregado al PP por su defensa del matrimonio homosexual. Así, tal cual.
Que sí, que hay miembros del PP que no estaban a favor de esa norma. Que sí, que Jorge Fernández (no, el de La Ruleta de la Suerte no, el otro, el ministro) ha dicho que por mucho que diga el Constitucional, él "eso" (en referencia a las uniones entre personas del mismo sexo) no lo considera "matrimonio".
Pero otorgar un premio por la "defensa del matrimonio homosexual" al partido que, precisamente, lo denunció ante el Tribunal Constitucional, por (ojo), ¡inconstitucional! me parece, cuando menos, una excentricidad. Me pregunto si el premio tendría forma de pera o de manzana... ¿De verdad, no está cansado ya de que lo tomen por tonto?
Así las cosas, asistimos impertérritos a la expansión de la práctica del Ruedamolinismo, de la que somos víctimas tanto usted como yo. Esta técnica consiste en la difusión de eslóganes infumables a través de los medios de comunicación que, si cuelan bien y, si no, da igual, ya mandarán otro eslogan dentro de unos días que se nos indigeste menos.
Los ruedamolinenses parten de la premisa de que el ciudadano de a pie carece de capacidad para el razonamiento pero goza, como contrapartida, de un diámetro bucal extraodinario.
A estas alturas, estarán ya acostumbrados a escuchar a diario a los políticos decir que "la Sanidad es gratuita", aunque se pague con los impuestos y se repague en la farmacia; que "las nuevas tasas judiciales provocarán un acceso más universal de los ciudadanos a la Justicia" y que "una reforma laboral que fomenta el despido sin bonificar la contratación rebajará las tasas de paro". Ruedamolinismo puro y duro.
La última y más reciente ruedamolinada ha sido el premio que la Confederación Española de Asociaciones de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (Colega) ha entregado al PP por su defensa del matrimonio homosexual. Así, tal cual.
Que sí, que hay miembros del PP que no estaban a favor de esa norma. Que sí, que Jorge Fernández (no, el de La Ruleta de la Suerte no, el otro, el ministro) ha dicho que por mucho que diga el Constitucional, él "eso" (en referencia a las uniones entre personas del mismo sexo) no lo considera "matrimonio".
Pero otorgar un premio por la "defensa del matrimonio homosexual" al partido que, precisamente, lo denunció ante el Tribunal Constitucional, por (ojo), ¡inconstitucional! me parece, cuando menos, una excentricidad. Me pregunto si el premio tendría forma de pera o de manzana... ¿De verdad, no está cansado ya de que lo tomen por tonto?
PABLO POÓ